Hallazgo

 

Empujado por el hambre y guiado por su olfato, cruza oscuros callejones hasta encontrar su destino, hurga entre la basura y desentierra de entre inútiles desechos el premio a su constancia. Le pertenece y no tiene obligación ni tampoco la intención de compartir su tesoro.


A punto de irse con su trofeo siente la presencia de un intruso, se  da la vuelta dispuesto a defender su hueso, alguna hilacha de carne aún le queda, pero se encuentra a un enemigo feroz, más grande, más fuerte, con más hambre todavía, que le enseña los dientes. Incapaz de pronunciar palabra el otro gruñe, pero le intimidan mucho más los ojos, que encendidos, lo amenazan con morderle el pescuezo para arrebatarle el hueso. 


Toda su determinación se esfuma en un instante, se la lleva el demonio del miedo que lo arropa. Ahora le toca huir entre las sombras, en silencio, con el rabo entre las piernas, sin hueso, sin trofeo, sin premio. Con miedo.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Veintisiete apuntes desordenados

Descabelladas suposiciones descubren un enigma

02262024 -96-