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Mostrando las entradas de marzo, 2021

Sobreviviente: un oficio, una actitud

    Mi oficio es el de sobreviviente, al igual que yo somos millones los  sobrevivientes que nos negamos a ser parásitos y decidimos buscarnos la vida para mantenernos nadando contra la corriente, porque de eso se trata ser sobreviviente, de permanecer enfrentados contra la adversidad en un continuo desafío contra los reveses que la vida nos presenta, sin tener que medrar jamás en el oportunismo salvaje a expensas del otro. Este oficio lo realizo con la debida dignidad que me permiten los tiempos y  requiere de esfuerzo constante y trabajo duro. Yo no acostumbro llevar nota  de las tareas que he cumplido como sobreviviente, de los incontables acontecimientos que he afrontado en mi condición, lo que puedo asegurarles es que soy capaz de realizar cualquier faena por dura que esta sea para mantenerme a flote y que este oficio lo realizo desde que tengo memoria, desde siempre. No tengo calificación alguna para desempeñarme en labores de ningún tipo,  todos los estudios los dejé a la mitad

Carta

  Puerto Ayacucho, Marzo 13 de 2017 18 años de la Revolución Señor: Juan Fernández. Distinguida Familia. Por medio de la presente me dirijo a usted con el fin de informarle; que su hijo: Antonio Fernández, soldado de nuestro glorioso ejército revolucionario socialista, ejemplo al servicio de los intereses superiores de la patria  ha sido ascendido a Sargento Primero y condecorado con el Sol Púrpura. El soldado Antonio Fernández, destacado en la V División de Infantería de Selva, 59 Brigada de Artillería de Defensa Antiaérea. Batallón Negro Primero, de la Jurisdicción Militar de Puerto Ayacucho, desde su incorporación a las filas de nuestro ejército, ha demostrado su valor en todas y cada una de las misiones en las que ha participado y se ha ganado el afecto, la consideración y el respeto de sus compañeros y superiores. Cumplo con mi deber de soldado y como su superior, de informarle a la familia, que el ahora, Sargento Primero Antonio Fernández, se declaró voluntario para realizar un d

Acaso en el ocaso

  Observamos las señales sin saber que son puertas abiertas, posibilidades de triunfo y de fracaso que se nos ofrecen en la misma medida, avanzamos a tropezones en medio de nuestra ignorancia sin comprender el significado de sus designios y el valor que representan, ajenos al futuro y a nuestro destino. Esas pistas que nos señalan alguna seguridad se iluminan ante nuestros ojos miopes y somos  incapaces de ver más allá de fronteras convencionales. Los indicios están allí y nos señalan que camino tomar en determinado momento, los signos nos muestran la conducta a seguir ante ciertos acontecimientos, pero ignorantes y prepotentes desconocemos los avisos, no prestamos ninguna atención y nos colocamos en desventaja contra las amenazas del destino, siempre implacable. A nuestra ceguera le imponemos razones, argumentos, criterios y asumimos riesgos innecesarios con un desconocimiento absoluto de las leyes que rigen el acaso. El hombre es un ser temerario. Me gusta el mar desde la orilla, ver

Una terrible parada

  El autobús de turismo se detiene en Culross, no estaba en el itinerario pero una falla mecánica nos obliga a detenernos. Culross es un pueblo anclado en un tiempo pasado, un punto en alguna parte de Escocia apenas señalado en los mapas. Al bajar del autobús y poner los pies sobre la calle la niebla que nos envuelve dispara un resorte en la memoria, son recuerdos a latigazos, retazos inconexos,  instantáneas que logran deslumbrarme, destellos en la retina que no me permiten construir una historia coherente, pero la idea de haber estado con anterioridad en este lugar me alarma y produce una sensación de desasosiego que me intranquiliza, a cada paso confirmo mi presencia anterior en estas calles empedradas. Me parece incluso haber vivido aquí mucho antes, en una época distante en donde quizás mi nombre y mi condición eran otras. Mis evocaciones son confusas, atropelladas y no logro derscifrarlas. Los pasajeros del autobus nos hemos desperdigado por el pueblo en pequeños grupos, sin darm

Vacaciones en el Caribe

  Un amigo estudioso de los astros al leer mi carta astral me dijo que estoy mal aspectado. Yo no entiendo el significado de esa expresión, ni la carga que acompaña esa afirmación, pero él me aseguró que no era nada bueno, que era como estar envuelto en una nube de energía negativa y cada paso  con el que yo intente avanzar me conducirá inevitablemente a un camino cerrado, pero que no es rígida la letra con la que escriben el futuro los astros y que es posible modificar sus designios, pero debo transmutar las malas energías y solo se logra cambiando la conducta habitual de negación por la aceptación de los eventos que en definitiva son circunstanciales, debo hacer un esfuerzo supremo por entregarme al destino trazado y de esa manera se romperá la cadena de acontecimientos que en esta época hacen mi vida miserable, son tan lamentables los sucesos que que me acontecen que dan ganas de morirse. Precisamente cuando el sol revienta cada mañana en una explosión de alegrías incontrolables y e

Tomé una decisión

    Bajé de las montañas en donde nací, dejé las alturas que me cobijaron, esas cimas que me ayudaron a crecer y premiaron mis  esfuerzos. El eco de mi voz se quedó suspendido entre riscos y abismos acompañando los remolinos, la turbulencia que arrastra de vez en cuando el viento cuando viene violento. los afectos quedaron envueltos en el amable azul de la neblina.  Resolví con acierto mis negocios, adelantado y sin rebaja pagué por un año los derechos para ocupar el depósito en donde se guarda la cosecha. Mis terrenos de labranza los dejé a cargo de mi buen caporal, de sus manos prodigiosas, de su tino y su buen juicio.   Atrás quedó el jardín encantado que ambos conocimos, sus fantásticas lomas coronadas con rocas amarillas de extravagantes y divertidas formas semejantes a enormes calabazas caprichosas. Las cimas que abandoné permanecen intactas bajo el asedio del río que las rodea y las enamora con su dulce rumor de piedras.  Me despedí del muro tapizado de hiedra en donde el tucusi

Siempre el destino

  Tengo genuino terror a la presencia de un “Troyano” que pueda infectar los circuitos, un “gusano” que confunda los programas instalados, un virus que se robe la información de mi computador personal y me haga perder los respaldos de mis recuerdos, mis queridas notas personales.  Asistido por ese temor en mi práctica cotidiana no accedo desde mi dispositivo a páginas desconocidas, ni tampoco intento bajar información sensible que pueda poner en peligro mi equipo, mis datos, la información que atesoro. Con un descuido imperdonable abrí un mensaje alojado con aire de inocencia en mi buzón de correos, en apariencia la misma dirección, pero un detalle mínimo, un imperceptible punto escondido entre letras diferencia las direcciones, esa pequeña distinción dió paso a un polizonte escondido en mi navegador y el mensaje se coló confundiendo al destinatario y se alojó cándidamente en mi buzón.  Empujado por los apremios sin sentido que me consumen cometo con frecuencia la imprudencia de ejerce
  Suena el teléfono. Al contestar una voz histérica de hombre chilla en alguna parte del mundo detras de un movil: ¡Mataron a Daniel!  -Al fiscal Daniel Andueza le  colocaron una bomba en el auto y explotó-. Sin ninguna cortesía, sin prestar atención al desesperado dolor que la voz desnuda y sin ninguna consideración con el cuerpo despedazado y repartidio en medio de una calle desconocida hago la única pregunta que estoy acostumbrado a hacer en estos casos, una pregunta totalmente desprovista de emoción, tecnica y profesional, quizás un poco ruda, pero obliga a quien me habla a ser preciso con respecto al asunto por el que requiere mis servicios.  ¿Que necesitas?  La respuesta es atropellada, más emotiva que cargada de venganza. -Necesito saber quién lo mató-. -Quiero la verdad-. -Tener la certeza de saber el nombre del infame que fue capaz de matar a mi  Daniel-. Con la frialdad de la experiencia le respondo:  -La verdad brilla encima de la costra del tiempo, es costosa, duele y no sa

Ilusión o ficción en la televisión

2015 A mi amigo Rubén Damiano: Convencido que el silencio nos hace cómplices y que el olvido es un enemigo.   Creo en el hombre nuevo. Ciegamente creo en el comandante eterno, en el combate a la pobreza, creo fervientemente en la lucha de los pueblos oprimidos en contra de ese poderoso enemigo ominoso y omnipresente que es el imperialismo yanqui, creo en la revolución socialista, en la lucha de los pobres contra los ricos, en el socialismo del siglo XXI. Este es mi credo. Me gradué en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, los años de estudio los compartí entre  las aulas y la calle defendiendo al gobierno de los oligarcas, de los escuálidos, del poder económico, de los capitales globales que atentan desde todos los flancos nuestra revolución. Trabajo en la televisión del Estado y cada día defiendo la soberanía alimentaria, enfrento el golpe de estado mediático al que ha sido sometido el pueblo por la prensa interesada, hoy tengo mi gran oportunidad,