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Mostrando las entradas de febrero, 2020

La imaginaria línea de mis certezas

Me convertí en víctima de una perversa práctica criminal. Hace quince días el azar me señaló como objetivo probable y a las diez de la mañana tres desconocidos me empujaron dentro de un auto. Sin ser un genio, con algo de astucia, logré deshacerme de la cartera y del teléfono. Iniciamos entonces juntos un recorrido desquiciado por una ciudad que conozco bien, pero mirada a través del caleidoscopio del miedo la encontré extraña y sin alma. Con terquedad temeraria soporté los insultos, la violencia de los golpes, las amenazas de muerte, y logré convencerlos de haber sufrido un atraco momentos antes y por eso no tener cartera ni teléfono. Esa ingrata experiencia se ha convertido en maldición permanente y ahora soy prisionero del miedo. Vivo encerrado en mí casa, resguardado por estas paredes y esta puerta bajo llave permanente, desde el objetivo de mi cámara fotográfica espío detrás de las ventanas a posibles delincuentes, o futuras víctimas. Intento establecer una operación mat

Noche de héroes

No soy escritora ni periodista, pero estoy obligada a contar esta historia para hacer público a un héroe anónimo de la Caracas en Estado de Sitio en la que vivimos. Estamos en el año 2014. Carlota Estilita Mujica es mi madre, vive sola, y a sus 89 años se abstiene de cumplir con su deber democrático y no participa en manifestaciones ni tampoco en marchas. Intenta con esta actitud salvaguardar la vida. Las manifestaciones son atacadas por colectivos armados del Gobierno y también por la Guardia Nacional quienes disparan a los manifestantes sin contemplación alguna, con la desesperada aspiración de destruir la disidencia. Inevitablemente, una y otra vez, la violencia ejercida por el Estado criminal es derrotada con ingeniosas pancartas, que medios de prensa internacionales recogen y recorren el mundo. Los letreros señalan la violenta represión, la falta de alimentos y medicinas, el cinismo de un presidente extranjero que gobierna la República, la permanente injusticia, los asesinatos.

02-2020

Mi mano, acostumbrada  al peso de tu pecho, sostiene extraviada un dispositivo inteligente. Aquí, en estas márgenes, en estas orillas difusas me aguardan imágenes ajenas, fugaces impulsos. Imprevistos. Aquí convergen ríos intransigentes, manoseadas corrientes, que jamás se detendrán a contemplar  como yo lo hago: el peso de tu aliento el volumen de tus palabras, o cuánto crecen tus cabellos,  y todavía, mucho menos, el hondo sonido  de tus menores deseos.

Un N N

Con premeditadas astucias, cierto aire de soberbia  y un sin número de sobresaltos, lleva su vida. Su norma es evadir complicaciones, actúa siempre solo y ejecuta su sencillo acto de sobrevivencia con una justa dosis de sorpresa y violencia. Cada día realiza un juego de peripecias en un paisaje de la ciudad que conoce de memoria, utiliza los callejones en su beneficio y no le teme a las esquinas. Hace mucho aprendió a esquivar trampas, a eludirlas, tiene un peculiar olfato de animal urbano y no cae en provocaciones, ni mide sus actos en la falsa balanza de la  injusticia. Sus acciones son el reflejo de sus carencias y él encarna el inevitable resultado de las matemáticas sociales. La única ley que conoce es la temeraria   ley impuesta por el filo de su navaja automática, que empuña con la firmeza de un juez inflexible. Por principio no usa billetera, ni guarda fotografías que lo recuerden, ni tiene facturas, ni papeles en los bolsillos. Es una sombra sin identidad propia, que se

Acertada decisión

Soy el último cuadrante de un círculo perfecto en esta conspiración, una pieza más en esta confabulación contra el rigor del orden impuesto, contra la perversión de un grupo minúsculo de resentidos que ejercen descaradamente el terrorismo de Estado y que impulsan con cinismo la propaganda, las mentiras, el miedo y utilizan como bandera, como consigna instalada en el inconsciente colectivo, la vieja y gastada frase de pobres contra ricos. Hoy me presento puntual al último contacto, se debe tomar la decisión final y dar inicio a la operación de rescate del país para terminar con este engaño sistemático que la dictadura ejerce para someternos. Mi cita es en un café, aquí vamos a decidir los detalles de esas acciones que hemos planificado para acabar con la tiranía. Todas las salidas que hemos estudiado y propuesto son violentas, las muertes son inevitables, los daños imprevisibles, pero el paso es definitivo y necesario y nos permitirá acabar con la banda de criminales que nos gobierna

La parada del 405

Impulsado por la fuerza de la costumbre Claudio Castro se levantó ese miércoles a las cinco de la mañana, se bañó, se vistió, se tomó un café cargado con un grueso chorro de cristalina malicia y salió de su casa. Anduvo las cuatro calles que lo separan de la parada de autobús 405 y se percató de dos cosas mientras caminaba: No tenía a donde ir, ni tampoco nada que buscar a esa hora. Hace menos de una semana cumplió sesenta y tres años y ese mismo día recibió la carta de jubilación. Sin poder negarse a la verdad y a las condiciones que le impone la edad entregó su placa de policia al Departamento de Homicidios. Le permitieron quedarse con su revólver calibre 38. La segunda cosa que notó era más bien etérea, eran señales, tenues percepciones en el ambiente: el mismo cielo malva, la misma brisa suave que peina algunos sueños imposibles y que recuerda con extraordinaria claridad, a pesar de los años transcurridos. Eran los mismos signos que aparecieron en el ambiente en el momento que c

San valentín

A mis sobrinos, hijos y nietos, que no vivieron los fabulosos años sesenta. El 14 de febrero de 2020 Ramón Morales, mi hermano, reenvió a mi dispositivo móvil un mensaje con las informaciones más relevantes sobre la situación política de Venezuela, información que diarios digitales recogen y publican para burlar la censura de una dictadura criminal que nos impone Cuba desde hace 20 años, con el único fin de sobrevivir la derrota de su sistema económico. Mi hermano nos tiene acostumbrado a esa información diaria y resumida, a este temprano desayuno, que quienes vivimos fuera del país agradecemos. En esta oportunidad agrega al mensaje las efemérides del día. Leo con atención que un 14 de febrero del año 2005 se lanza Youtube y por supuesto, es inevitable la mención al acontecimiento más importante del día, el centro de la atención del mundo, la celebración del día de San Valentín. Una escasa línea, casi irrelevante, se cuela en la reseña para confirmar que en 1969 San Valen

Un torbellino de voces enturbia las aguas

Desde hace veinte años el caos y la furia se han desatado, se ha impuesto como norma la injusticia, estamos indefensos a merced de los tiempos y la brutal violencia de los elementos. La oscura incertidumbre nos envuelve y conspira contra la esperanza que nuestro valiente Capitán ha izado en el palo mayor, sobre la borda. En este momento, por encima de vagas especulaciones, se requiere encerrar en el olvido nuestras miserias, y se hace absolutamente necesario mantener plena confianza en nuestro Capitán, en ese Capitán, que siembra la esperanza desde proa, conjura crueles vendavales y obliga a mantener encendidos los faros en todos los Continentes. Pero, empujados quizás por el miedo y también por otros agrios sentimientos, a nuestro Capitán, el único que está dispuesto a sacarnos con bien del temporal, lo hacemos responsable de la tormenta que nos azota y levantamos contra él confusas intrigas desde la galera. Corremos el riesgo de perder el rumbo en los azares de mezqui

Una señal indiscutible

              Ayer el cielo se iluminó con un sol de radiante energía, hasta veinte grados subieron los termómetros de la ciudad que tiene dos meses entumecida por el invierno y por una vez, el aire de la primavera llegó el primero de febrero. Enredado en sus compromisos él no disfrutó este regalo y al  finalizar la jornada se acuesta. Mientras duerme, gordas y sospechosas nubes atraviesan la noche, cubren el cielo y la tenaz llovizna al amanecer lo devuelve a los aburridos y encapotados días de invierno.  Perdió una gran oportunidad, arrepentido y con pesar, comprende tarde, que los momentos no se repiten, pero él debe mantener  su obstinada rutina con el criterio de cargar sobre los hombros el destino de la familia. Lo fastidia no poder recordar un retazo de sueño que asoma al recuerdo y se esconde,  siente haber perdido el eslabón de la cadena, el peldaño de la escalera. Se atreve a pensar que la vida debe ser algo más que compromisos. El intransigente pensamiento  le recuerda que l