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Mostrando las entradas de julio, 2021

La muchacha

  La muchacha machaca que machaca las palabras. Las laza, al vuelo las caza y correctas las conecta en una cantaleta que no detiene ni cuando come paleta. Las junta, las une, para darle brillo sin respiro a sus estribillos sin hilo, que repite sin cesar ni descansar, como las olas del mar. Una y otra vez con facilidad las encadena en una cantinela con un palo de canela. A toda voz se oye el alboroto de la muchacha que machaca las palabras entre el ruido de los corotos para hacer hoy los porotos y exclama: -Agua-. -Agua que viene en un chorro desde el morro y yo corro por todo el entorno sin gorro, por la calor que viene, que va, que me tiene sofocá, y ando de aquí  para allá con la pata pelá y no pido por eso disculpas ni ná. La muchacha machaca que machaca las palabras, mientras rasca que te rasca la buchaca en una hamaca y sin importar la canícula de esa película ridícula, la muchacha comenta: -El viejo en la hamaca la mete y la saca, reculan que reculan y no disimulan-. Sin ropa nin

Lluvia

  La brisa bajó desde las montañas escoltando en silencio un grupo de nubes dulces, suavemente el viento empuja alguna que torcidamente se equivoca con claras intenciones de retrasar la marcha. Puntualmente a las doce del día, descargaron amables y silentes la garúa que predijo el abuelo la noche anterior.   Apenas comenzó la llovizna mi abuelo se ajustó el sombrero de ala ancha que usa desde siempre y ya en la puerta, me pidió que le hiciera compañía. Lo miré con sorpresa, adivinó la pregunta que no hice y a manera de respuesta dijo.   -Tu bisabuelo usaba boina, yo uso sombrero, tú usas esa gorra de pelotero y tu papá que era un contestatario, anduvo siempre con la cabeza pelada y los cabellos en desorden-. -Los tiempos cambian, pero puedo asegurarte que este momento es único y se repite una sola vez cada año, No podemos permitir que esta eventualidad nos retrase, no debemos perder la oportunidad cuando se presenta-. -Yo puedo asegurarte, que este día no lo olvidarás jamás-.   Para mi

07232021

  07232021    -Amanece-.  Abro los ojos y te contemplo en silencio. La mañana permanece suspendida en la calma de tu  descanso, insiste sin tregua en tu pecho la vida  en donde concurren las olas sin espuma. Tus cabellos sobre la almohada siguen tejiendo la noche.  Yo vigilo el rastro que dejan los sueños al pasar por tu frente impasible. Abres los ojos, mi tenue  mañana se ilumina y con el sonido de tu voz  se inicia mi día. Abro las puertas, las ventanas y hago el café. No importan las tormentas que afuera se desatan, estás despierta y me sonríes.

Escapar

Cuando la idea de largarse es apenas una vaga tentación que aún no se transforma en actitud y decisión. Cuando a tu alrededor el deterioro se convierte en un peligro y las  amenazas danzan como espectros, asoma, cruel, la posibilidad de alejarse corriendo sin mirar atrás. Pero la decisión de salir pitando tropieza con obstáculos y esa resolución la postergas ante el miedo, ante el sobresalto de intuir que ese paso es definitivo y no hay regreso. Cuando escapar es una motivación asociada a las dudas propias y a la indecisión ajena, pero no se ha convertido aún en emergencia.  Cuando escurrirse es un estremecimiento ante el muro de incertidumbres que significan acometer tamaña empresa.  Cuando aún piensas en lo  correcto de salir corriendo y no encuentras la fuerza necesaria para tomar la decisión.  Cuando no has logrado concebir la fuga como una opción y todavía no has descubierto los colores de la barbarie, la luz en el filo de los cuchillos.  Cuando las fronteras han sido desbordadas

Agasajo malogrado

  El banquete que se sirve es espléndido, regado con finos y variados alcoholes de las excelentes cepas de viñedos locales. Esta noche no se escatima en costos.     El invitado de honor a este inusual derroche, es un pelafustán, que con artimañas y gazapos se hace pasar por Don Benjamín de la Rueda y Moros hijo ilegítimo de Don Ricardo Rueda Castro, descendiente directo del Conde de la Rueda, dueño de todas las tierras de esta región.   En la cocina, Herminia se ocupa de cada plato, de cada copa que se sirve. Revisa el mínimo pormenor y llega a los límites exasperantes que exige la perfección. Herminia cuida con celo y esmero todos y cada uno de los detalles de esta cena. Con seguridad, con firmeza, con la voz enronquecida por los fuegos y la sal marina, con la que invariablemente condimenta sus comidas, Herminia se hace obedecer. Le acompaña esa herencia absolutista de generaciones anteriores, acostumbradas a mandar y ser obedecidas de inmediato.  En su familia todos son varones y mil

La Scientist Technique Agency

  Huyo de mi imagen reflejada en los espejos, no debo mirarme en ellos, temo no poder reconocerme y descubrir que me perdí en una grieta de este laberinto al que entré por voluntad propia hace exactamente ocho meses.   Quienes se cruzan conmigo en las aceras piensan que estoy loco por esta facha miserable. Luzco arruinado, lo sé. Toda esta mugre acumulada y compacta de tierra, sol, lluvia, viento y arena, ha formado una costra áspera sobre la ropa que llevo encima y oculta sus verdaderos colores y su calidad. La mugre que acumulo ha transformado mi  piel suave y clara en una lija oscura que me hace irreconocible, incluso, ante mis amigos más cercanos. La mugre y el olvido terminan por dibujar en definitiva este aspecto de mendigo y quien me observa, desde su ignorancia, mira a un hombre que perdió sus cabales en una esquina de la calle del peligro.   He visto sin pizca de asombro los ojos de  aquellos que pasan a mi lado mirarme con malicia, cuando de improviso atravieso la calle

05112020

  Regálame tu desnudez sencilla y deslumbrante. Olvida las líneas anteriores que alguna vez dibujaron tu figura, son un eco desfigurado del pasado.   Abandona las crueles medidas que sugieren una belleza incierta, ese es un camino de extravíos.   Regálame tu desnudez. El universo entero de tu espalda. El secreto que gravita en tu cintura y te hace maravillosamente única. El apogeo de tus caderas. La armonía de las piernas que te sostienen íntegramente toda.    El arco del pie descalzo,  esa huella que persigo.    

Los próximos, los que vienen, los que ya están entre nosotros

  Un imprevisto aguacero de verano, con granizo incluido, sorprende a la ciudad al terminar la tarde. Al cesar el chaparrón salgo de mi casa a disfrutar la noche. Me gusta caminar por las calles después que la lluvia ha limpiado con ramalazos de agua y golpes de viento los colores y puedo respirar el agradable soplo de la ciudad recién lavada. Me detengo fascinado a observar  las imágenes atrapadas en los charcos y sus juegos de inusuales movimientos iluminados. Además, quien camina bajo los árboles recibe en el rostro, las gotas que la brisa le arranca a las hojas para nosotros. Caminé sin rumbo por lugares desconocidos, ausentes los eternos temores y sus advertencias de peligro. Atravesé sin miedo la espesa niebla tornasolada que se formó bajo un antiguo arco de piedra y en ese momento me sentí interiormente invadido, de inmediato pensé en la supervivencia de las células, en el metabolismo celular de los seres vivos, en los principios del fenómeno de ósmosis, pero deseché la idea y l