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Mostrando las entradas de mayo, 2019

Mayo 28 del 2019

Mi soledad. Tu soledad. La soledad de todos, bajo la cruel dictadura de un cielo indolente, teñido con tenues trazos de mentiras.

Confesión

En el contorno de tus piernas descubro que existe un   miedo aún más temible que la amenaza de la muerte, un sobresalto que jamás había sentido, un susto que conduce al detestable despeñadero de la cobardía. El temor me paraliza, la incertidumbre me domina, el espanto no me permite romper el círculo de fuego que me cerca y permanezco a tu lado en estado de deslumbramiento. En el ombligo se desatan intensos remolinos. El aire me falta y lo único que me calma es mirarte, contemplarte en silencio, permanecer en tu presencia y respirar el indiscutible aroma que no puedes impedir y que está asociado a tu nombre, ese vago perfume que percibo más allá de los sentidos, desde el instinto, con intensidad inusitada. El camino de regreso a la calma es esquivo, filosos cuchillos me impiden encontrar la serenidad perdida, enormes dificultades imposibilitan volver al anhelado sosiego y me extravío sin remedio en el desatino de un cruce de caminos. Ardo en fiebre y un frenético deseo me imp

Mayo 17 / 2019

Robó la piel en un descuido sin sospechar el castigo: Arde en deseos ajenos al borde de extraviarse entre fuegos y cuchillos.

Imagina

    Es un corazón solitario, está a punto de rendirse ante el enfado que lo domina y no lo sabe. Esconde su tristeza detrás de un díptico de círculos de mermelada. La pena lo envuelve y la disimula detrás del humo denso de sus innumerables cigarrillos.   Sin razón aparente el desánimo minó su espíritu y el silencio agazapado en su costado izquierdo lo muerde tenazmente, siente sus dientes afilados al buscar su lugar en estos antiguos campos de fresa, en donde no hay espacio para perder el tiempo, ni nada es real, y por ello no hay razón para preocuparse.   Intenta escapar del mazo que lo amenaza, pero cae en la trampa de sus días sin nada que hacer. Todos saben que no hay nada que hacer, pero él repite: Buenos días, buenos días. Sin nada más que decir cada día, sin encontrar ninguna treta para romper el cerco del dudoso sargento pimienta que lo persigue sin tregua.   Con desesperación quiere un consejo, una palabra, una señal, pero no tiene el valor para pedir auxilio, aunque sabe que

Estela

Acércate un poco más. Apártate  de esa sombra que te oculta y ven donde la luz te ilumine, no tengas miedo Estela. Hoy no voy a repetir lo que sabes de memoria. Te he visto entrar. Salir. Revolver una y otra vez sin ningún sentido las gavetas de esta vieja peinadora que te acompaña desde niña y adivino que el río se revuelve y la sangre se enturbia de pasado. En silencio te observo entregada al desgano, abatida sobre la cama me miras de reojo. Vigilas mis movimientos. Adivino el temor que te causa la posibilidad de que grite y se enteren todos lo que ambos sabemos de memoria: que no eres de acero, como haces creer, para que no se empeñen en golpearte sin descanso el lado izquierdo, en donde ambos sabemos que el dolor es bárbaro. Espera. Estela. Espera un momento. No apagues la luz con la sobrada intención de borrarme. Yo soy lo único fiel que tienes y lo sabes. No busques cercarme de grises, silenciarme en las sombras, envolverme en la oscuridad en un nuevo intento de escapar. Ya no es

Consulta extraordinaria

Al trasponer la puerta del edificio en donde vivo un hombre joven se cruzó en mi camino, me miró directamente a los ojos y en completo silencio me entrego un sobre cerrado y siguió con pasos firmes sin volver la vista. En la escueta comunicación de apenas cuatro líneas, ausente la cortesía, y dirigida a mí, se solicita mi presencia a una reunión   esa misma tarde. Se me aconseja llevar mis libros de consulta, y aseguran que mis servicios serán compensados generosamente. La curiosidad y la posibilidad de obtener un dinero extra son siempre poderosos incentivos, y me empujan a cumplir con esta inusual invitación recibida en las puertas del edificio en donde vivo de manos de un extraño. Llegué puntual a la cita e inmediatamente fui conducido por pasillos alfombrados a un salón poco iluminado. En butacones de altos respaldos estaban instalados dos hombres y una mujer desconocidos. Los tres se mantenían ensimismados detrás de sus pensamientos y ni siquiera notaron mi presenc

Advertencia

Mi conducta es el reflejo de una estricta y estudiada lógica, no se trata de la lógica matemática, ni la simbólica, ni la Aristotélica y mucho menos me refiero a la farsa  que representa la lógica de la lucha de clases. Mi lógica es la lógica de la sobrevivencia contra el fracaso, ese adversario formidable que todo éxito lo convierte en humo, que llevó siempre la partida ganada hasta el día de hoy. Mi lógica de sobrevivencia es la respuesta a mi derrota anunciada de antemano, que con un soplo evaporó el triunfo que se fraguaba en mi horizonte y me obligó a entrar en el torbellino de circunstancias que me envolvieron luego de tomar una decisión equivocada. Cometí un grave error de cálculo y en mi absoluta ingenuidad, no hice ningún caso a los acertados y aterrizados consejos de amigos y acepté un alto cargo en el gobierno. Pensé equivocadamente que  podía realizar cambios menores, pero sustanciales, y transformar, desde el cargo que ocupaba, las terribles condiciones de los marginados,