Esta tarde de aire triste
Esta tarde de aire triste llegas silenciosamente con la lluvia, te pensé largamente los huesos desnudos. Me puse los pantalones, el uniforme diario de trajinar entre dinosaurios y no supe abrochar los botones, ni cerrarme el cuello, mucho menos anudar la corbata sin tus manos, sin tu piel, sin tu aliento. Aquí, conmigo.