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Mostrando las entradas de junio, 2011

Esta tarde de aire triste

Esta tarde de aire triste llegas silenciosamente con la lluvia, te pensé largamente los huesos desnudos. Me puse los pantalones, el uniforme diario de trajinar entre dinosaurios y no supe abrochar los botones, ni cerrarme el cuello, mucho menos anudar la corbata sin tus manos, sin tu piel, sin tu aliento. Aquí, conmigo.

Solo quedan tus ojos

Solo quedan tus ojos en las cenizas del incendio como dos inmensas brasas ardiendo imperecederas por siempre y para siempre. Persiste tu cabellera en medio de este viento huracanado como una inmensa red alada capaz de retenerlo todo por siempre y para siempre. Se mantienen tus manos en el último recuerdo de un adiós de sangre por siempre y para siempre. Solo quedas tú en medio del desastre solo tú fantástica vencedora por siempre y para siempre.

Transito entre líneas

Transito entre líneas golpeado por el acento frenado por la coma detenido en un punto preso en un paréntesis. Empujado al abismo de tus puntos suspensivos grito entre signos y enmudece mi voz. Perdido sin verbos sin frases hechas sin metáforas me quedo hablando solo y en gerundio.

Invadí tu vida

Invadí tu vida en una operación suicida, había sol en mi espalda y la esperanza dejaba huellas en mi frente. Entré como quien entra en una ciudad destruida, avancé con paso rápido como un guerrero, o un conquistador, como el único vencedor, había entonces decisión. Derribé las puertas desterré las lágrimas para siempre espanté los dolorosos recuerdos de otros seres que fueron. Incendie de pasión tu corazón hecho jirones liberé tus pájaros abrí horizontes construí caminos me hice cargo de tu dulce angustia, pero hoy suena la hora de la verdad y me rindo ante el inmenso poder de tu dulzura.

Nuevamente

Nuevamente se acercó la sombra aquella te dije un día me acosaba me acechaba Hoy cruzo tan cerca el fantasma aquel que dejó su aliento hediendo a muerto Me empujó me atacó me obligó a las puertas del miedo y se fue dando voces

Donde se quedaron olvidados

Donde se quedaron olvidados tus sueños de niña, donde se perdió la línea azul que borraba fronteras, donde se apagó aquella pasión primera, en que oscuro rincón están ahora tus ilusiones como trastos viejos olvidados. En que momento surgieron las angustias, en que preciso instante el llanto borró de un solo golpe la mas hermosa de las sonrisas cuando la niña se convirtió en mujer dura y hostil. Yo solo quiero saber cuando y donde te abandonó el candor y de un solo manotazo, de violencia pura acabaría con todo, para construirte un mundo nuevo como lo esperaste un día hecho a tu propia dimensión.

En tus aguas

En tus aguas apagué el incendio. En tu voz se quedó la mía de toro salvaje. Tus pasos guiaron mis días y olvidé mi sombra sigilosa clandestina entre tus piernas. La cantera de años rompió mis piedras. Cuando quedé finalmente sin fuego y ya no tuve voz ni rumbo, ni sombra, ni piedras, sonó tu adiós. Se fugaban tus manos cálidas ante mi asombro.

Aquí estamos los dos

Aquí estamos los dos aquí nos encontramos en la amplia avenida de la vida. Tu con nombre de reina y yo con nombre de santo. Tu vestida de pasión y yo de luto riguroso Vamos y venimos al acontecer diario de rutinas y de sueños, empujados al trasnocho abrimos camino con linternas y luciérnagas

Serie Hora de Entrega 6

Mis labios sobre tus labios despiertan hormigas rojas que abandonan enloquecidas su resguardada guarida y no te dan respiro suena la hora de la entrega y caemos vencidos.

Serie Hora de Entrega 5

Tu piel es arena de desierto rizada por el violento viento que levantan mis palabras.

Serie Hora de Entrega 4

Llego a tu cuerpo enredado en este miedo que me sorbe los sesos en este susto abrasado encendido incendiado vengo a tu cuerpo con una idea fija abrasarlo encenderlo incendiarlo

Serie Hora de Entrega 3

Si tu recuerdo cruza lejano una esquina y se pierde se oxidan mis huesos me hago marioneta de hilos torcidos rotos y ya no doy un paso.