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Mostrando las entradas de 2020

En la palabra escrita

En la palabra escrita hay algo de piedra, de muralla, de barrera. De callada intención.

De futuro y profecías

  Desde la incertidumbre convertida en constante. Desde el miedo. Desde la mirada miope y torpe busco signos y señales de mi destino. Mi futuro tallado a fuego sobre piedras volcánicas con símbolos perfectos en una lengua de olvido. Desde esta certeza momentánea intento trazar coordenadas para el próximo paso. Al instante se desvanece la posibilidad de emprender esta empresa. El esfuerzo me supera. Prevenir lo impensable no está en mis manos. Con datos y estadísticas mido la distancia que me separa de la muerte. Estoy  agendado en ese libro desde el primer aliento. Quizás un traspiés en una esquina que desconozco y que la muerte sabe de memoria, en ese lugar me esperará tranquila a sabiendas que no hay plazo que no se cumpla. Tú me exiges desde el desamparo de interrogantes sin respuesta que no te falte, para tomar  los niños de la mano, para inventar una ruta segura de horizontes abiertos. Yo conozco poco, o nada del mañana,  de la bifurcación de los caminos, pero contesto con voz seg

Una aproximación desde mis límites

  Es única la fórmula de ser mujer y la observo, la estudio desde este ángulo obtuso. El movimiento incesante en las acciones multiplica las señales, signos de alerta. El tiempo se bifurca en los hijos, en presente y en futuro.  No hay descanso en el reposo. Los sueños flotan para convertirse en esperanzas. Ser mujer es vivir en vigilia permanente avanzando contra corriente.

Conversación

  Háblame del silencio con palabra rota con vocal abierta, con el tono grave de las confidencias. Cuéntame de ausencias desde el vacío, de los adioses desde los gestos. Desde la obstinada lágrima oculta. No olvides mencionar la audacia de los triunfos en el falso equilibrio del hilo que sostiene en extremos singulares la razón y el corazón.

Uno más

  Uno más En esta noche íngrima de anuncios inconclusos el ojo de la luna me acusa. Cargo culpas enredadas en ficciones de futuros inciertos. Ya no trazo rumbos sobre mapas de estrellas fugaces ni diseño estrategias desleales. Voy a la desesperada... y a fin de cuentas sin engaños ¡Soy un villano! Uno más.

Ideas para combatir una persecución

Agustín Torrealba camina sin cesar en círculos balbuceando lamentos, tiene un ataque de pánico, está prácticamente paralizado bajo los efectos perniciosos del culillo, descubre que  su vida está amenazada, que corre un grave peligro, un peligro de muerte. Se ha convertido en un perseguido, en un objetivo militar Será acusado de ser uno de los cabecillas de una conspiración para asesinar al Presidente. Su delito es ser humorista, Torrealba tiene fama y reconocimiento internacional, pero además, es un férreo opositor a la dictadura de su país, fue él quien bautizó al dictador como Masburro, combinando el apellido con la condición que acompaña al flamante Jefe de Estado, su poca inteligencia. Su único aval para llegar a presidente electo, con dudosos votos, fue la designación en el lecho de muerte del anterior dictador. Agustín decidió no huir del país, debe enfrentar esta contingencia con las armas que mejor conoce: la inteligencia y el humor. Sabe perfectamente, cómo lo sabe el país ent

Dormir. Soñar. Imaginar

  “Avanza con paso firme, sin tregua, un Kipá corona su cabeza y lo identifica. Envuelto en brumas apenas se distingue su rostro hermético a punto de esfumarse, parece la imagen de un sueño, pero es real y con sobrada determinación se acerca al hechicero quien aviva en cuclillas un fuego con esmero. Sin saludar siquiera inicia una monserga eterna”. Al finalizar de leer estas líneas aparta la vista del ordenador portátil y con los ojos cerrados hace el intento de reconstruir el instante, de visualizarlo. Es un lector voraz, capaz de comparar y responder complejas teorías filosóficas, o textos científicos abrumadores, siempre que permitan seguir un marco referencial de conceptos pre establecidos de antemano. Su memoria es impecable y puede cruzar y comparar sin ningún problema el universo de información que posee, pero no puede entender muchas de las imágenes que utilizan los escritores de ficción y tiene que detenerse, pensarlas con detenimiento e intentar reproducirlas, lo que signific

12052020

    Hay un intento fallido de ocultar los recuerdos, la persistente añoranza  se ha  grabado en el gesto y porfiada se impone  sobre las transparencias  que los cristales  no corrigen.

12042020

  Sobre tu cuerpo desnudo he decidido perderme... abandonarme para siempre en el frágil equilibrio  de tus senos, para encontrarme luego con todo mi rostro entre tus piernas y beber de tu cielo abierto sin cántaro, ni totuma, la gloria de lluvias inagotables.

El peso de un recuerdo

  El destello de un recuerdo me observa desde la esquina guarnecida de un espejo, agazapado detrás de falsas transparencias, en el fondo impreciso de su guarida, aguarda el momento para saltar de las sombras. Conserva los detalles de ese torpe instante único: el tono de la voz, los dramáticos silencios, los signos de admiración. Cada uno de los gestos quedó impreso en esa imagen y con torpeza, en un intento inútil por esconderla en el olvido, enterré el recuerdo bajo el peso indiscutible de razones y justificaciones en las cuales amparé mi cobardía. En ese momento el futuro estaba al alcance mi mano y pensé que mi destino era liderar supremos intereses, cálculos errados me llevaron a creer que ella era una incómoda carga capaz de entorpecer mis éxitos, deslumbrado por mí propio engaño, en un acto injusto la aparté de mi vida y desde ese momento una tras otra acumulé derrotas. Inflexible me negué a oír sus palabras, no quise prestar atención a sus quejas, a su lamento, guiado por los va

Marino en remolino

  A los 20 años recogió velas y ancló en puerto seguro, pero al cumplir los 65 años un mar revuelto entró en su vida y un remolino engulló sus afectos. Perdió pie en tierra firme e inició con el llanto vivo y sin guardar luto un viaje desenfrenado en busca del amparo que puede ofrecerle. Un muelle en cualquier bahía. Un atracadero en alguna ensenada. Un apostadero en un estuario. Abrigo en una rada. Refugio en un golfo. En un mes atravesó su quilla en aguas turbulentas. Rompió olas. Bogó con velas desplegadas aguas tranquilas y azules. Enfrentó vientos cruzados, navegó más que en toda su vida y no encontró la dulzura de un puerto en donde anclar definitivamente. Sus hijos lo convocaron una tarde y le dijeron: te has convertido en un adolescente de 65 años. Entre sollozos incontenibles les confesó: los recuerdos encapotan los cielos y ya no son amables. Yo no sé ni puedo vivir solo.

Un intento por adivinar mañanas

Todos tenemos los pasos contados, también, de antemano, está programado el número exacto de latidos, esos golpes sincronizados de sangre, que a borbotones entran y salen del corazón. En esta  increíble y maravillosa maquinaria se ha programado con precisión cada inhalación que llena los pulmones, hasta la exhalación última y definitiva. Los suspiros no cuentan en la ceñida contabilidad de estos  actos mecánicos y quién sabe, cuántas otras cosas más. Quizás, a lo mejor, están previstos los cauces por donde correrá nuestra vida, el trazado de horizontes posibles, los caminos que vamos a transitar a  ciegas y dando tumbos, pero realmente no  tengo seguridad, ni siquiera una señal borrosa de que el futuro esté escrito, en cambio, tengo la certeza que el fin de nuestra vida está marcado, y en eso nos parecemos a los tarros de mermelada, en ellos también viene impresa la fecha de vencimiento. Tenemos asegurado el final, una mano ajena y desconocida marcó sin titubear el día y la hora del suc

Ella prefiere la noche

  A mi sobrina Thony: regalo de su 47 cumpleaños, o una justificación a su conducta. Nunca se despierta a las ocho de la mañana y jamás se levanta antes de las doce del mediodía. También es justo decir que se acuesta pasadas las tres de la madrugada. Para ella hay algo de mágico asombro en la noche y siempre encuentra argumentos que justifican su desvelo. El más común es la obligación de realizar una acción impostergable y absolutamente necesaria que ella y únicamente ella debe atender a estas desacostumbradas horas para el común: esperar a que llegue el agua por ejemplo. Contemplar el incandescente brillo de las luciérnagas, o salir disparada al encuentro del grupo de sonámbulos intensos, que de noche deambulan por los lugares de moda en esta ciudad de universitarios, con la descarada intención de convertirse en piezas de inspiración nocturna. Ella quiere ser parte del brillo de los flashes, convertirse en esa imagen de la noche que se hace viral y permanece en el recuerdo. Necesita l

El jugador

  A mi hija Marilyn: para que tenga una imagen de su bisabuelo Aeropagita  La primera vez que jugó perdió. La imagen regresa implacable y se asoma con frecuencia al espejo de sus días y con crueldad le muestra la única consecuencia posible de mantener su vida asociada a los giros de la fortuna, aun así, jugar se ha convertido en un impulso imposible de contener. Jugar es entrar en un torbellino de ansiedad con múltiples posibilidades. El triunfo y el fracaso repartidos en un mazo de cuarenta y ocho cartas. El cielo y el infierno a la vuelta de una ronda.  El corazón se acelera. Un río se desborda y revienta las venas. El rostro permanece impasible, sin una mueca. Los ojos sin un destello miran los ases, firme la mano, con pasmosa calma empuja las fichas al centro de la mesa, echa el resto para culminar la apuesta y espera con la baraja cerrada la respuesta.     Perder es caer en la fisura de un abismo, cruzar la esquina de  una calle interminable y oscura, en donde esperan los fantasma