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Mostrando las entradas de marzo, 2020

El misterio de la incógnita resuelta de antemano

Recibí el correo de manos del conserje, reconozco en el remitente a un gran amigo, a un entrañable de puño y letra, rara especie en extinción, que mantiene intactas anacrónicas costumbres: certifica sus cartas, coloca alineadas las estampillas correspondientes y con su estilográfica dibuja en tinta negra sobre una impecable página en blanco, diminutas letras de imprenta, con ellas, alimenta líneas imaginarias, caminos de hormigas entre márgenes precisas. Son inconfundibles los detalles menores que caracterizan su trazo y seguramente, en la simbología de la ciencia grafológica se podrían descubrir los intensos matices de la personalidad de mi amigo Bernie: algo dirán los estudiosos de sus gordas consonantes, de sus estilizadas vocales y del impecable acento marcado con precisión gramatical, sobre su preciosa caligrafía. Sus cartas son amenas, divertidas. Mi buen amigo Bernie, tiene esa capacidad de entrelazar cuentos entretenidos y menudos, que en el texto, se convierten en los personaj

Escape desde las fronteras imposibles del sueño

El guardián opuso resistencia sin utilizar armas, carecía de ellas, no le estaba permitido su uso para proteger los sueños, pero le sobraba tiempo, paciencia y mucho ingenio. Era la primera misión que se le otorgaba y estaba completamente seguro del éxito, obtuvo el permiso luego de extravagantes peripecias y victorias consecutivas. En las pruebas se había dejado la piel y se decía que las pruebas eran más difíciles de superar que lo que tenía que enfrentar en realidad, por esa razón consideraba relativamente fácil el compromiso. Conocía el protocolo de memoria y se mantenía firme a la hora de hacerlo cumplir, está convencido que su disciplina es también su mayor fortaleza. El cumplimiento de las tareas encomendadas requieren compromiso, su deber consiste en seguir un orden establecido de vigilancia, de esa manera evita las equivocaciones y sobre todo los errores, que vienen acompañados de graves consecuencias. Su misión es cumplir una norma precisa y sencilla: evitar a toda costa las

Soldado de Cristo

Por voluntad propia me he recluido en este viejo monasterio que   momentáneamente me sirve de parapeto. Quienes me apoyan no imaginan que huyo, que escapo. Reconozco lo   inútil   de este acto y tarde o temprano mi perseguidor me dará alcance, pero debo intentar evadirlo hasta donde me sea posible. Soy integrante de la Legión de Cristo, acudí al Obispo y le pedí licencia para quedarme en este lugar y hacer penitencia, meditar y orar. Sin hacer preguntas, acostumbrado a llevar acuestas el peso de secretos inconfesables de la curia y de particulares, el Obispo firmó los documentos necesarios.  Desde la almena de esta vieja y magnífica construcción puedo ver lo portentoso de la creación de nuestro Señor, la presencia Divina en cada grano de polvo, en el viento, que incansable acaricia los árboles, que pone a las nubes en movimiento, que no conoce el ocio. C ada elemento ocupa su justo lugar para ser posible el milagro de la vida y esto se lo debemos únicamente a la gracia d

El genuino acto de conmovernos

Entré a la habitación que presumí, al principio, deshabitada. Contra todo racionamiento y lógica, encontré en la esquina que mira al oriente a un hombre menudo, sin camisa y en cuclillas, que abstraído de todo el escándalo exterior recita entre dientes letanías. Afuera, espera un grupo de hombres comandados por mí, joven alevín de constructor, a quien le encomiendan estas tareas secundarias, de derribar endebles estructuras. Los hombres aguardan con cierta impaciencia mis órdenes para iniciar los trabajos, y demoler este mismo día la humilde vivienda, que según los informes, debía estar abandonada y sin ningún servicio. No me sorprende la presencia del hombre en la habitación, en otras oportunidades similares, he encontrado personas dentro de espacios sujetos a la demolición y por eso tomo ciertas precauciones antes de iniciar la destrucción, personalmente realizo una inspección minuciosa del espacio que derrumbaremos con martillos y arietes. Las personas que en otras oportun

La Banda de los Cachorros

(Historia prohibida) Estrella y el Pelucas fuman con ansiedad de la misma pipa en un sucio callejón que comunica la Avenida Solano López con el Boulevard de Sabana Grande. Al calor del fuego el cristal se resquebraja, la piedra se abre, y en el silencio de las tres de la mañana el leve sonido del crack los estimula, se enciende la sangre en las venas, se dispara a mil el corazón y se disponen a cazar. El Boulevard está vacío y la trampa dispuesta, ellos caminan sin decir una palabra, están   seguros de encontrar una presa, son muchos los Bares que permanecen abiertos, pero ellos tienen prohibido entrar porque aún son menores de edad. En la madrugada siempre hay un borracho pendejo, que envalentonado con los vapores del alcohol deja la seguridad de los locales, y con paso inestable intenta llegar a su casa. Tienen una ruta marcada de antemano, una rutina que siempre ha dado resultados, que hasta ahora no les falla, un plan sencillo que ejecutan con la precisión de la costumbre

03222020

Yo vengo de muchos lugares distantes y distintos. Esquivo la tristeza pintada en cielos atormentados. -Me aturden sus feroces colores- Escapo de la sombra que intenta arroparme con malos recuerdos y variadas fórmulas de culpa. Eludo los mares impasibles, su agotadora rutina de agobios, la inmediatez de sus apremios sus aguas de olvido, de memoria fallida. Huyo de la soledad y su látigo implacable. Atravieso ásperas fronteras, cruzo las líneas del rigor con una súplica apagada en los labios y llego al confín de los silencios para desafiar la fatalidad, que finalmente triunfa y me alcanza en un remolino de impulsos en donde están mis emociones diluidas en la bruma del pasado. Perdí mis apellidos en esta huida permanente, que deja palabras rotas sobre tercas heridas.

Una duda, una mentira, un recuerdo

La duda me paraliza y la mentira una herida abierta que me llena de coraje, una afrenta. Pero también es una burla. La mentira por cualquier esquina que se le mire es un acto desleal. Y ahora estoy enfrentada a la duda y a la mentira. Muchas veces, con firmeza, juraste que no eras capaz de abandonarme y hoy estoy absolutamente sola, abandonada a mis incontables dilemas, harta de tener que tomar las decisiones que con ilusión decidimos  tomar juntos, llena de rencor, no por la circunstancia de estar sola, que tampoco merezco, enfurecida por la mentira, por no cumplir tu palabra, por dejarme sin un mañana posible y sobre todo, por haber caído en la ingenua actitud de creerte. Es cierto que necesitaba creer, pero no al punto de enceguecer y no haber sido capaz de valorar aunque fuera un segundo los imprevistos, los errores, esos detalles que nos someten al arbitrio de un destino siempre incierto. Llegué a esta casa deshabitada y destartalada, atravesé por la carretera de polvo y p

03192020

En esta hora de p á lidos silencios el sol se cuela entre las sombras para desatar los colores que iluminan esta esperanza nuestra. Una vez más regálame tu desnudez. No intentes desmentir mi asombro intacto en estos veinte años y permite que mis manos te cubran y descubran nuevamente.

Una gota derramó el vaso

Al despertar confirmé el rigor del ensañamiento, el cerco de la violencia. La ración de miedo. Una vez más falta la luz. No logro aceptarlo. No lo soporto. Doy vuelta a la llave de la regadera y con creciente desilusión compruebo que también falta el agua. Sin bañarme, sin cepillarme los dientes, de mala gana, me visto en la oscurana. Contengo la ira. Bajo por las escaleras, los 19 pisos que me separan de la calle. Camino hasta la parada del autobús y resignado hago mi primera cola del día, está más larga que de costumbre. Se dispara el fogonazo de un pensamiento y me asusta. Y si lo mando todo bien lejos. ¡Al mismísimo carajo! Otros pensamientos acuden de inmediato y sofocan el arrebato. Cuidadosamente envuelven este pensamiento. Lo amordazan con la letra incandescente de una sentencia. ¡No puedes darte ese lujo! Finalmente llego a las puertas del Ministerio para cumplir con desgano este turno de ocho horas, y esperar el pago del salario mínimo, a ver cómo me las arreglo par

La extraordinaria historia de lánguidos personajes secundarios

Enterrado en los recuerdos del pasado atravieso la calle con imprudencia, un auto frena con violencia y se desata una tormenta de cornetas desafinadas a escasos centímetros de mis piernas. Desde la ventana del piloto emerge un puño electrizado, se levanta fiero el dedo del medio en un gesto erizado de cuchillos y esa imagen queda grabada como una estampa en la retina. Con desprecio sigo y continúo cabizbajo el camino que conduce a  mi casa, el bocinazo del auto se confunde con el eco de mis recuerdos y se convierte en espina que acusa descaradamente mis continuos errores. En la puerta un hombre me espera y dice. -Necesito hablarle-. El peso de mi derrota obliga pensamientos oscuros, sin nada que perder lo hago pasar, e inmediatamente inicia un discurso que parece haber estudiado, o por lo menos pensado muchas veces.  Con énfasis y convicción comenzó diciendo. -Soy el mensajero del destino, por así decirlo-. -Hace tres días un encuentro eventual nos cruzó en un Bar y lo he seguido hasta

Miedo

Agazapado en las dulces vocales, en esas primeras letras que repetíamos con lengua torpe, el miedo.  Nuestro miedo. Escondido entre las consonantes, en el derroche de sus sonoros oros acecha inmutable  el acero del miedo. Hoy nuestro viejo miedo  persiste emboscado  entre silencios.  El miedo. Siempre el miedo leal e inseparable.