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Mostrando las entradas de abril, 2020

La intransigencia como fórmula de vida

  Los desacuerdos lo persiguen y a duras penas logra evitar algunas pocas desavenencias antes de que se transformen en tormentas, otros conflictos crecen tenaces en accidentadas orillas y lo alcanzan sin importar la distancia, una y otra vez se topa con desastres y naufragios que parecen unidos como hermanos y lo envuelven en una espiral de violencia a la que finalmente se entrega, sucumbe y lo pierde.  Un pequeño tropiezo abre la puerta a complejos laberintos de contrariedades que desencadenan, a un ritmo brutal, un comportamiento violento y cruel. Está siempre a un paso de un estallido de furia que asciende en la espiral incandescente de la cólera intransitable. Los intentos por pacificar su frenético arrebato son inútiles. Esos lamentables episodios de intolerancia lo dejan exhausto, pero no puede evitarlos,  mantiene su actitud desafiante, casi delirante, cree ser el emisario de la justicia, piensa que es él quien está llamado a imponer la norma establecida y en su mano porta la fu

Una mujer decidida

A Mirian: En el día del libro Ella lee con la indulgencia de ser la destinataria de mis letras y señala con criterio de Bibliotecaria mis frecuentes errores. Matilde Ríos recién había cumplido veinticinco años, tenía cuatro de graduada de Bibliotecóloga, y quiso el acaso colocarla en ventaja, le entregó un triunfo por su esfuerzo. En la balanza de los equilibrios se anotó su respectiva y necesaria cuota de sacrificio. Matilde se había graduado con honores y acababa de terminar una Maestría sobre la “Aplicación de las Nuevas Tecnologías en las Ciencias de información” Era dedicada y obstinada hasta extremos insufribles. Recibió una oferta de empleo que cambiaría su vida para siempre, le ofrecían el cargo de Directora de Biblioteca en una ciudad pequeña, lejos de la Capital. Terminó por aceptar el cargo; convenció a sus padres con la promesa de visitarlos una vez al mes y se presentó en la Biblioteca el primer día del mes de septiembre, tenía una enorme cantidad de ideas y p

La clave es un recuerdo

Avanza lentamente con pasos apagados, intransigente sumerge la cabeza en el pasado y permanece ajeno a las falsas urgencias que se le ofrecen, es indiferente a estos apremios que considera en realidad una repetición de espejismos. Tiempo atrás persiguió con afán esas ficciones y se plantó con entusiasmo y voluntad frente a probables caminos. La aspiración de alcanzar esas quimeras se convirtió en una empresa formidable para sus escasos recursos, pero ya puesto a girar en el torbellino del desenfreno quiso probar suerte y rendir para su beneficio el logro de otras ilusiones menos exigentes, avanzó con entereza y triunfó y fracasó en la misma medida. Este día no trae ninguna novedad, cuanto le rodea es parte de una vieja y gastada película vista innumerables veces, todos sus acontecimientos son hueros , sus renovados engaños no logran cautivarlo. Sus sentidos están ahora al servicio de los recuerdos que decide convocar, más como una necesidad, que por el lujo de revivir el pasa

La difícil tarea de amar

Escrito a dos manos por Bárbara Torres (mi sobrina) y J.J. Morales, Esa mañana al despertar toma el móvil como hace cada día, el calendario muestra que es el primer sábado del  mes de abril y sin darle mayor importancia revisa ansiosa los correos. Sin siquiera haberse despertado del todo intenta contestar los mensajes, responde a cada uno de forma que su vocabulario y personalidad estén en concordancia con quien le escribe, pero se arrepiente en el acto. No quiere escribir, desea hablar, necesita hablar con urgencia, quiere que el claro sonido de su voz resuene en el ambiente y la repita. Hace un esfuerzo por juntar  las ideas y expresarse de la forma más genuina posible, pero no sabe qué decir, ella, que siempre tiene una respuesta para todo hoy no sabe qué decir. Se asoma al espejo y ante su propia imagen tampoco puede articular palabra, sale de la habitación, encuentra a su madre y al resto del gran grupo familiar charlando animadamente, intenta arrastrar las palabras y saluda

Tumbado en la cama

El accidente me dejó disminuido. En el instante del incidente algo sucedió, o quizás fue luego, más tarde. Me es imposible en las condiciones que me ha dejado el percance conocer los detalles del trastorno, el tamaño del daño que sufro, mucho menos explicar la circunstancias que ocasionaron esta conmoción. Sigo la pista de acertijos a una verdad escurridiza. Me acerco despacio y con temor, no puedo negarlo, a suposiciones. Lo cierto es que entre mis costuras algo se descosió, se fragmentó, se resquebrajó y dio origen a una fisura irreparable por donde se escapan mis posibilidades. Quizás un   fallo en el latido de mi corazón, una sincronía en esos impulsos creó una grieta, una hendidura, un desgarro que hizo aguas, inundó el complejo sistema cerebral y obligó a saltar, a dar un brinco a la corriente continua y se   produjo un cortocircuito en el confín de mi cerebro y perdí el hilo. Con impaciencia, con angustia, intento encontrar las puntas del hilo y atarlas de cualquier mane

El cumplimiento de la norma conduce al éxito

  Yo la miraba pasar cada mañana en silencio y la pescaba en las tardes a su regreso. Esperaba una señal, una oportunidad que no me enfrentara al castigo del fracaso. Sin dirección y sin norte me había quedado estacionado en esa calle. Las aventuras que alguna vez alimenté de dejar mis huellas en el extranjero no lograban traspasar el límite de mis sienes, mis pasos no cruzaban la frontera de las cuatro calles en donde pequeños edificios y un oasis de viejos árboles sembrados con método en las aceras, resisten en silencio el hambre de los centros comerciales. En una lucha sin cuartel intentan desesperadamente no sucumbir a la voracidad del consumo y las ganancias. Esa mañana ella cruzó la esquina a la misma hora de siempre, yo esperaba como todos los días para verla pasar, esta vez, una brisa suave se coló entre las columnas de los edificios negados al futuro y borró la terca lágrima, que persistía colgada en falso equilibrio entre sus pestañas y sus ojos de mar, más brillantes que de

Resistir

Resistir aunque sea con lágrimas, con la voz convertida en grito, con la palabra incendiaria. Resistir en Venezuela, o en cualquier punto perdido del extranjero. Resistir en las calles, detrás de las barricadas, en las redes sociales. Resistir aunque me duelan los golpes, las patadas, la sangre derramada. Resistir sin cansarme, y si me falta el aliento pediré un suspiro al viento .

Huir

-Alo-. -Usted ha llamado al número de emergencia-. -Cuál es su nombre, que peligro enfrenta y donde se encuentra-. -Soy Acevedo-. -Me he convertido en rehén de un recuerdo-. -Estoy encerrado en el número 324 de la calle Pensilvania-. -Está solo-. -Se encuentra herido-. Puede moverse-. -Hace diez años huí de esta ciudad con intención de no volver -. -La culpa y la tristeza me señalan cada día que la decisión de escapar fue un error motivado por la cobardía, por mi cobardía-. -Los sucesos que me empujaron a tomar esa decisión, vistos ahora  en el espejo del tiempo, no me justifican-. -Yo me hundí en ciénagas desconocidas y con malabarismos de voluntad logré asir el primer eslabón que me ofreció el azar-. -Obligado por el acaso regresé a la ciudad y desde hace quince días estoy encerrado en esta casa-. -Tengo miedo-. -Camino descalzo entre tinieblas, mi agonía es constante-. -Estos pasillos me asfixian-. -El techo de la habitación se me viene encima con intención de aplastar

El Monstruo Come Letras

Antonio le dijo a Juan y Juan le contó a Vicente, Vicente lo relató y yo lo narro para no olvidarlo. Los acontecimientos que voy a escribir se sucedieron en esta hora de cambios urgentes. Presenciamos cada vez con mayor asombro nuevos y extraordinarios descubrimientos, vemos con sorpresa a cada minuto una novedad, un original artificio supera a la anterior innovación. Los insólitos descubrimientos hacen la vida unas veces más cómoda y otras veces más complicada. Automóviles que corren velocidades imposibles, aviones que en el aire van conversando con las nubes y atraviesan el cielo entre rayos y centellas, satélites suspendidos en el espacio que vigilan lo que pasa en cada rincón de la tierra, teléfonos que caben en la palma de la mano y a través de ellos  viajan nuestras voces y nuestras imágenes alrededor del mundo en un instante, dispositivos y computadoras que pueden repetir en una pantalla  datos increíbles y donde podemos escribir y recibir respuesta casi en el acto desde luga