La muchacha

 



La muchacha machaca que machaca las palabras.

Las laza, al vuelo las caza y correctas las conecta en una cantaleta que no detiene ni cuando come paleta. Las junta, las une, para darle brillo sin respiro a sus estribillos sin hilo, que repite sin cesar ni descansar, como las olas del mar. Una y otra vez con facilidad las encadena en una cantinela con un palo de canela.


A toda voz se oye el alboroto de la muchacha que machaca las palabras entre el ruido de los corotos para hacer hoy los porotos y exclama:

-Agua-. -Agua que viene en un chorro desde el morro y yo corro por todo el entorno sin gorro, por la calor que viene, que va, que me tiene sofocá, y ando de aquí  para allá con la pata pelá y no pido por eso disculpas ni ná.

La muchacha machaca que machaca las palabras, mientras rasca que te rasca la buchaca en una hamaca y sin importar la canícula de esa película ridícula, la muchacha comenta:

-El viejo en la hamaca la mete y la saca, reculan que reculan y no disimulan-. Sin ropa ninguna sudan y se mecen en la hamaca bajo una mata de tuna, los mira indiferente una mula y ellos siguen pula que te pula, recula que recula-.


La muchacha que machaca las palabras se asoma a la ventana y espanta una paloma:
-Vete, vete-. -Yo no quiero vejete con la bragueta en el ojete-. -Yo quiero un mozo, un mozalbete, que venga del este, quizás del mismo Trieste, o también del oeste aunque traiga la peste, que me lleve a un lugar agreste y tomados de la mano caminar al noreste sin que el capitán nos arreste-. 

 

La muchacha que machaca las palabras debe rendir una prueba en una semana. Una semana apenas le queda para presentar la prueba a la muchacha que machaca las palabras y eso la tiene preocupada, enredada, angustiada y es que, tiene pupila la pupila de Petronila, mi vecina. La muchacha que machaca las palabras quiere ser maestra de escuela y escribió una esquela pidiendo aprobación y ya le dieron fecha para presentar el examen de admisión.


No quiero imaginar, ni por un momento pensar, que sí logra el examen dar y con ayuda del azar, o de tanto estudiar, buena nota sacar, maestra de escuela seguro va a quedar. Yo estoy obligado a entrar a su sala para supervisar y son muchas horas para hilvanar y ya para abreviar, esta historia inusual de la muchacha que machaca las palabras aquí mismo debe acabar.


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