La escultura

 





-Yo soy el Presidente de la República y claramente expresé un deseo, deben entender sin mayores explicaciones, que es una orden directa de cumplimiento obligatorio, a mí se me obedece en silencio y sin contrariar mi voluntad-.


-Todos los actos de negligencia, de incumplimiento de mis deseos, de desacato de mis órdenes, se convierten en actos de indisciplina y quienes realicen tales actos de rebeldía serán duramente castigados-. -Debemos actuar con prontitud para eliminar la insubordinación-. -Tenemos que abolir de una vez y para siempre la desobediencia, venga de donde venga-. -No tolero discusiones al respecto, la indisciplina es el primer paso a la sublevación -. 


-Mañana, en la Fiesta de las Naciones, estarán presentes los dignatarios de todos los países, en este acto participan amigos, aliados estratégicos, compañeros ocasionales de ruta y por supuesto enemigos y no podemos permitirnos ninguna equivocación-.

 

-Con claridad meridiana les exigí a todos ustedes, que quiero el salón del Museo Militar brillante, que deslumbre a los visitantes, sin importar el costo. Los militares hacemos las cosas diferentes a los civiles y les demostramos que nada nos detiene a la hora de lograr los objetivos.


-Acabo de pasar revista por el Museo y justamente en la entrada hay una estatua inmensa, tiene las manos y las muñecas oxidadas-. -Es desagradablemente intolerable-.


-Mí comandante Presidente-.


-No me interrumpas Julián-.

 

-Quiero que mañana, cuando se abran las puertas del Museo Militar para los invitados, las manos de la estatua estén resplandecientes, brillantes, pulidas  y lo quiero ya, de inmediato-.

 

Con un portazo desapareció el Comandante Presidente y las 6 personas que allí se encontraban comenzaron a señalar la falta, a recriminar la negligencia y a preguntar por el responsable. Buscaron y encontraron al culpable.


Toda la responsabilidad recayó en Julián Mariñas, recién nombrado Jefe del Acervo Histórico y Cultural de la Nación. Este es un gobierno  que se autoproclama revolucionario, cívico y militar. El único civil, que no luce charreteras, ni caponas, ni insignias brillantes en el pecho, es precisamente Julián Mariñas y está aquí como pago por un favor recibido por el Teniente Coronel que gobierna el país.


Mariñas salió disparado y llegó al Museo Militar en una carrera, con la lengua afuera. Sin poder reponerse del esfuerzo que acaba de realizar, superior a sus fuerzas, a su condición física, en medio de la asfixia, de un ataque de tos, ahogándose desesperadamente, caminó tambaleándose hasta la parte posterior de la imponente escultura de bronce. Desde el suelo miró el detalle herrumbroso de las manos y las muñecas de la estatua, desde la distancia parecía efectivamente, que el óxido había creado gruesas líneas entre las manos y las muñecas aferradas entre sí.

 

Subió en una escalera a la altura de la cintura y al observar detenidamente y de cerca las manos y muñecas, con sus ojos expertos y acostumbrados a mirar obras de arte, comprendió que no era óxido, ni efecto del tiempo, ni descuido. Lo que cubría las manos y muñecas de la escultura, era una pátina elaborada de un material desconocido para Mariñas, que simulaba las cuerdas con que fuertemente estaba atada la mujer desnuda.

 

Mariñas conoce lo básico de esta escultura, como tantas otras obras de arte él ha memorizado la ficha técnica. Es un experto:

Acción Encadenada, bronce, 2mts con 15 cts de alto.

Artista: Arístides Maillol (1861 - 1.944). 

Máximo representante del simbolismo.

Grabador, escultor, pintor.

Maillol se caracteriza por usar el cuerpo femenino para expresar sus ideas o abstracciones.


Acción Encadenada es una escultura de bronce pintada de un negro tan intenso y brillante, que semeja el azul de la medianoche y representa a una mujer desnuda, de pie, que con las manos atadas a la espalda intenta romper unas cadenas invisibles, volviendo lateralmente su poderoso torso con un esfuerzo extraordinario, esfuerzo supremo que se refleja tanto en el inusual movimiento como en toda la figura.

 

Mariñas entra a su oficina en el Museo Militar e inicia una frenética búsqueda en su computador, intenta localizar datos que le permitan conocer este efecto de óxido, de cadena vieja y obsoleta, como las ideas que niegan la libertad y que Maillol consigue para completar el simbolismo de su obra.


A las seis de la tarde, agotado y hambriento, Mariñas cree haber descubierto el secreto que nadie hasta ahora asomó sobre esta magnífica escultura. Julián Mariñas sabe ahora, después de horas de investigación, que Maillol visitó las montañas que rodean Banyuls en busca de hierbas para preparar sus propios tintes, que en el interior de la montaña el artista descubre la miel de talnete y en un proceso de alquimia que a nadie reveló, logra darle este efecto maravilloso al bronce, Mariñas ha descubierto también con mayor profundidad la vida del artista y ahora sabe que en esas montañas Maillol encontró el amor, que la mujer que lo guió en busca de los secretos para la fabricación de nuevos tintes y colores se convirtió en su esposa.

 

Con extraordinaria lucidez Mariñas entiende que este fantástico descubrimiento no servirá de explicación a un Teniente Coronel que ha tomado el poder y si Julián Mariñas no lo detiene ahora, un soldado recibirá la orden y con un pote de pintura negra y una brocha, con la que se pintan los tanques de guerra, destruirán esta obra de arte única, de la misma forma que han destruido el país.

 

A las ocho de la noche, Julián Mariñas, curador de arte. Jefe del Acervo Histórico y Cultural de la Nación, con una gruesa cadena usada y herrumbrosa se amarra a la escultura que da la bienvenida al Museo Militar y comienza a enviar mensajes desde su teléfono móvil.

 

Cuando llegaron las tanquetas y los soldados a resguardar el perímetro para el gran evento de la Fiesta de las Naciones, encontraron a Julián encadenado a la escultura y una multitud creciente, que amarrados en racimos alrededor de Mariñas gritaba: ¡Acción Encadenada!


Los noticiarios y periódicos de todo el mundo titularon:


En la Fiesta de las Naciones, organizada por Venezuela, la enorme escultura de Maillol, que el artista nombró -Acción Encadenada- es el símbolo que nos advierte que el régimen del Teniente Coronel ha secuestrado al país. Miles de personas se han encadenado en torno a la escultura y gritan: -somos prisioneros, estamos secuestrados-.


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