Visito a un especialista

 

Nunca hasta hoy me han preocupado las ausencias, los vacíos, las faltas. No tengo, o no conozco familiares ascendentes, ni siquiera cercanos y tampoco poseo información sobre posibles descendientes. Aunque parezca increíble, yo soy una de esas personas desarraigadas que no pueden construir un árbol genealógico y si sirve de algo la imagen, soy una rama suspendida en el aire, sostenida a fuerza de voluntad sobre los caprichos del viento.

 

Hago un intento por explicar mi situación a la enfermera y devuelvo el papel sin haber logrado escribir una sola respuesta. Con ironía y una sonrisa, con un remedo de sarcasmo le digo: soy hijo de la dictadura, de la opacidad, de la mentira y del engaño, de la oscuridad y del cinismo. Soy la sombra de las estadísticas y realmente no tengo la información suficiente para rellenar este formulario con la verdad.

 

Desde sus ojos negros, sus veinte años, su boca pintada en espera de un beso que la libere de la bata blanca y los enfermos y los dolores ajenos y la haga soñar un mundo sano. Desde la lógica que impone su uniforme. Desde las oportunidades y tranquilidad que proporciona la democracia y también, desde la ignorancia absoluta de lo brutal de la dictadura, me amenaza y dice con rigor. -Debe llenar el formulario para ser atendido-.

 

Sin traumas por mi condición particular, que conozco y acepto desde hace mucho, con la paciencia suficiente para lidiar con estos detalles menores y sin renegar del absurdo de este trámite, acostumbrado a capotear las extravagantes exigencias administrativas, yo intento explicarle con la menor violencia posible, que me es imposible cumplir con este requisito, que no poseo la información que se me exige y que me es imposible faltar a la verdad, porque se trata de un problema de salud, el cual requiere la verdad para poder ser tratado.

 

En voz muy baja sentencio para el cuello de mi camisa, ese aliado incondicional, siempre atento a mis comentarios: -deben existir excepciones, una norma debe dejar siempre un espacio para lo imposible, lo inverosímil, lo extraordinario-.

 

Aunque parezca inconsecuente con mi propia causa, desde el mismo momento que reconocí esta falla, esta falta de travesaños en la escalera, soy más tolerante, menos intransigente y miro la vida desde una ventana abierta a mil posibilidades.

 

Mirando el vacío, acostumbrado a no tener a quien hacerle confesiones, sin conocer a ningún familiar con quien desahogarme, sin contar con un número de teléfono y un nombre a quien llamar para desahogarme y acostumbrado a hablar solo, comento: -mi madre, en algún momento y por razones desconocidas, se presume que políticas, fue detenida, no se sabe si estaba ya embarazada o si quedó embarazada por sus torturadores luego de continuas y sistemáticas violaciones, con el único fin de quebrar su voluntad-. -Detenida, presa, violentados todos sus derechos, hoy es un nombre en una lista de cientos de miles de desconocidos y desaparecidos, soy hijo de una definición conceptual-.

 

-A pesar de los terribles momentos que mi madre vivió, dio a luz un varón y el varón fue dado en adopción a sus mismos captores-. -Soy como le dije antes, hijo de la dictadura y decidí negar los apellidos que estoy seguro no me corresponden-. -En lo que supongo un acto de absoluta rebeldía, quemé mi documento de identidad-. -Tengo futuro, pero mi pasado es una puerta cerrada detrás de la cual solo existe el silencio-.

 

La enfermera con sus veinte años, su bata blanca, sus silenciosos pasos y su boca pintada en espera de un sueño, carga con mi pesadilla y sin saber que decir, con voz apagada y tartamudeando una disculpa se perdió tras una puerta para buscar ayuda.


Regresó y me hizo pasar a un cubículo en donde me esperaba un Doctor.

Me saqué el sombrero y le mostré el estado lamentable de mi cabeza enferma y dije: -algunos doctores aseguran que mi enfermedad es hereditaria, yo estoy buscando a mi madre desaparecida y quiero saber cuál información clínica debo cruzar para encontrarla, cuales datos me permiten acercarme a una verdad que me fue arrebatada.   

 

 

 

 

 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Veintisiete apuntes desordenados

Descabelladas suposiciones descubren un enigma

02262024 -96-