El agudo tono de la figura

 

Es sábado, comienza la mañana y está por terminar la primera semana del mes de mayo, desde mi ventana se extiende la primavera y los vientos que ayudan a los gansos a cumplir con su migración anual  también juegan esta mañana con las ramas de los árboles, que se vistieron con los soberbios verdes de otras primaveras similares. 


Uno de mis amigos me envía un texto con la condición expresa de que le  comente mi parecer, mi amigo permanece entre las rejas de la prudencia y necesita la llave de la seguridad para asomarse a la salida y escapar de su propio encierro. Yo leo por el placer de leerlo, por pasearme entre las palabras y las imágenes y es precisamente una imagen que mi amigo logró entre líneas, lo que me permite esta respuesta, este divertimento.


Que palabras maravillosas conjugan esta imagen tuya con las que  podemos especular mil historias sobre una “figura aguda”. Podemos por ejemplo imaginar, que es tan aguda la figura que hasta parece una aguja, que nos vigila y reprueba desde su ojo único, desde su afilado y estricto dictamen, una aguja de punta afilada. 


Peligrosa y puntiaguda puede ser tu figura, que debiera llevar tilde como advertencia de riesgos, de injurias, de graves heridas, pero a falta de acento permanece con un ojo abierto y cuando le falta el ojo, es una aguja quirúrgica y hueca y salva vidas tu aguda figura de aguja. 


Para no crear confusiones y poder ser usada sin distorsiones tiene tu figura aguda otros rasgos caracterisicos, pero es tal la agudeza de la figura, de esta aguda figura tuya, que adolece de acentos y expectantes espectadores, agudos y atildados unos, otros de extravagante figura, oyen un salmo de tonos agudos, el salmo lo acompaña una muy aguda mora con la percusión de palmas sonoras, es hermosa la mora con sus cabellos sueltos y negros, orgullosamente disparados contra la noche. 


Agudo el  personaje, agudos los cabellos, aguda la voz como aguja bajo la luna, que vestida está de plata tu figura y también la luna y es el juego de tus agudas palabras que nos permiten acentuar su oscura belleza. 


Al final, atentos y expectantes oímos con asombro los límites exactos de esa hermosa balada olvidada, que nos dibujan las agudas figuras de una boda brillante y pura de tu texto. 

 

 

 


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