Canto del dulce amor en Primavera
Canto del dulce amor en Primavera
A Nuncia Carolina Morales Espíndola
Dulce amor que me llega iluminado
en tu clara sonrisa. Primavera.
Dulce amor musical, pájaro alado
recogido en tu verde cabellera.
Nube y palma en detalle del paisaje.
Gaviota y golondrina volandera.
Mi corazón se adorna para el viaje
con este dulce amor que ahora me llega.
Oigo que todo canta complacido,
que ríe el nocturno bosque de luceros:
el árbol del
cerezo florecido
me invita a
conversar bajo su cielo.
Tengo algo de infantil y algo
de viejo
con esta alegría nueva que me
llena.
Ya mis pasos se afirman en el
tiempo
que antes fue de la angustia y
de la queja.
La noche es
grande y alta.
Todo alto. Yo
pequeño…
Yo, como un
peregrino que camina
Por la luz de un
cocuyo hacia su sueño…
Peregrino en la vía
fortalecido
por este pan de amor tibio y
dorado
pan en manos de nácar ofrecido,
al calor de los besos
endulzado.
Voy sobre mar y
aire por el móvil
reino de la
paloma y de la brisa
soy más fuerte
que ayer
vuelo y confío
en esta clara llama que me aviva.
Luminoso país la Primavera,
con su bosque, su pájaro y su
hormiga
con su ronda de alegres
mariposas
cortejando el calor de las
espigas.
Luminoso país
ballet de flores.
Baile del blanco
lirio y la amapola.
La margarita de
cabellos rubios
trajeada de
Marina Semionova.
Los galanes claveles, las
doncellas
azucenas, de ritmo comedido.
Azahar y jazmín, rosa y
diamela
todas pueblan el campo de
suspiros.
Todas tienen la
risa perfumada,
viven el puro amor, que crece en besos
de la clara estación iluminado
por la estrella solar y los helechos.
No hay un punto de sombras, ni en el hueco
que abrió en el árbol viejo el carpintero.
Una rútila lluvia moja el mundo
Como regada savia de luceros.
Alguien que nació ciego y vio la luz
después de andar perdido en las tinieblas…
Alguien recluido en negro calabozo
y un día libertado.
Alta torre de iglesia, derruida,
hecha después mansión de golondrinas…
estos y otros saben del contento
que arde en mi corazón en llama viva.
Estos y otros saben del milagro
de la resurrección cuando se muere
en un vivir inútil, quebrantado
por la vulgaridad que nos envuelve.
Amor ¡Oh dulce amor! Arpa celeste
que llueve en mis oídos su armonía.
Luciérnaga que cava entre la niebla
el camino de vuelta hacia los días.
Amor ¡Oh dulce amor! Lana eucarística
bendecida por mano de mujer.
Lana que cubre el alma de la nieve
de vivir y soñar y padecer…
Como te guardaré para que nadie
te toque con sus ojos, ni su lengua
afilada en las piedras de la sombras
del ocaso, en acechanza de las puertas.
He de limpiar mi corazón de toda
mezquindad, y afecto pasajero.
Para que en el amor, tú te recojas
Y calientes mi sangre con tu fuego.
He de limpiar mi corazón de toda
liviandad y bastardos apetitos,
para que en el amor, tú te recojas
como un limpio caracol marino…
Dame la mano y caminemos juntos
por nube, mar, montañas y palmeras
Dame la mano, dulce amor y entremos
al país de la eterna primavera…
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