La extraordinaria historia de lánguidos personajes secundarios



Enterrado en los recuerdos del pasado atravieso la calle con imprudencia, un auto frena con violencia y se desata una tormenta de cornetas desafinadas a escasos centímetros de mis piernas. Desde la ventana del piloto emerge un puño electrizado, se levanta fiero el dedo del medio en un gesto erizado de cuchillos y esa imagen queda grabada como una estampa en la retina.


Con desprecio sigo y continúo cabizbajo el camino que conduce a  mi casa, el bocinazo del auto se confunde con el eco de mis recuerdos y se convierte en espina que acusa descaradamente mis continuos errores.


En la puerta un hombre me espera y dice. -Necesito hablarle-.

El peso de mi derrota obliga pensamientos oscuros, sin nada que perder lo hago pasar, e inmediatamente inicia un discurso que parece haber estudiado, o por lo menos pensado muchas veces. 


Con énfasis y convicción comenzó diciendo. -Soy el mensajero del destino, por así decirlo-. -Hace tres días un encuentro eventual nos cruzó en un Bar y lo he seguido hasta hoy-. -Usted es personaje de unos recuerdos que no me pertenecen y el acaso los puso en mis manos por razones que desconozco-.


-Mi amigo Paul murió en un accidente el invierno pasado-.  -A comienzos de la primavera quise tocar el lugar en donde falleció y allí se cruzaron nuestros destinos-. -Esta cajita de madera con asteriscos y símbolos dorados la encontré cerca de un abeto, contiene fotografías suyas y un talismán de un azul tan intenso que parece de otro mundo-.


-Ese mismo día, yo encontré a la mujer de mis sueños, ella vive cerca del lugar del accidente, es la dueña de una finca de ovejas, de un deportivo y de sus actos-.


-Aunque usted no lo crea, ella y yo habíamos intuido nuestro encuentro, pero jamás imaginamos las circunstancias que unieron nuestros caminos, y esa circunstancia tiene que ver con la cajita de madera-. -Ella, la mujer de mi vida, insiste en saber el origen de las fotografías y por eso estoy aquí-.


-¿Cuál es su historia?-. Pregunta con entusiasmo el desconocido, y yo contesto con el aburrido desánimo que me impone la derrota.


-Yo vivo de los recuerdos contenidos en esa caja que usted ha conseguido y hago memoria del fracaso-. Dije, y continué hablando sin interés alguno. Hundido en la desesperanza. -Yo encontré la felicidad en una playa lejos de Cardiff, en un paisaje diferente al Canal de Bristol, sus ojos eran negros, tenía la melena rizada, cuerpo de gitana y marcaba su vida con rituales sencillos y sentidos-.


-Cruzábamos las distancias que nos separaban en trenes desvencijados, únicamente para encontrarnos-. -En las mañanas ella mordisqueaba tostadas y yo me complacía en mirarla desnuda-.


-El día que la presenté a mis padres, mi madre le regaló esa piedra azul con la ilusión de mantenerla en la familia-. -El otoño pasado perdí el rumbo, torcí mi horizonte detrás del falso brillo de unos ojos grises que me atravesaron las costuras, tenía el rostro salpicado de picardías y un paso menudo, que dejó su huella efímera entre mis sábanas antes de abandonarme y empujarme a este invierno permanente-.


-Me jugué el albur en el fulgor de un fuego fugaz de una falsa estrella y perdí-. -En un cálculo desatinado cambié mi eterna primavera por la inconsistencia de una conquista sin futuro-. -Cambié mi extraordinario presente, por las falsas promesas de una aventura y ahora vivo sin esperanzas-.


-Mi querido amigo-. Dijo el extraño. -La mujer por la que sufres hoy en un gesto de extrema generosidad enterró en esta caja todos los recuerdos, en ese acto desinteresado ella obtuvo a cambio la felicidad de ser libre y tú el perdón de la traición y la liberación-.


-Debes saber, que fuerzas superiores a nuestra limitada comprensión conspiran para que se cumpla la secuencia de eventos inimaginables y extraordinarios que convierten en realidad los planes supremos del universo y hay que dejarlo fluir-.


-La novia de mi amigo Paul, el que murió en el accidente en donde encontré la caja de tus recuerdos se llama Rose, se culpa de su muerte y yo quisiera que la conozcas-.


En silencio guardé las fotografías y le devolví al desconocido la caja con el amuleto azul para que lo entregará a Rose y lo seguí para conocerla, con la esperanza de descubrir los planes que el universo me tiene reservados.


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