Acertada decisión




Soy el último cuadrante de un círculo perfecto en esta conspiración, una pieza más en esta confabulación contra el rigor del orden impuesto, contra la perversión de un grupo minúsculo de resentidos que ejercen descaradamente el terrorismo de Estado y que impulsan con cinismo la propaganda, las mentiras, el miedo y utilizan como bandera, como consigna instalada en el inconsciente colectivo, la vieja y gastada frase de pobres contra ricos.

Hoy me presento puntual al último contacto, se debe tomar la decisión final y dar inicio a la operación de rescate del país para terminar con este engaño sistemático que la dictadura ejerce para someternos. Mi cita es en un café, aquí vamos a decidir los detalles de esas acciones que hemos planificado para acabar con la tiranía. Todas las salidas que hemos estudiado y propuesto son violentas, las muertes son inevitables, los daños imprevisibles, pero el paso es definitivo y necesario y nos permitirá acabar con la banda de criminales que nos gobiernan. Sí nosotros con nuestras acciones no logramos nuestro cometido se creará un caos del cual no hemos previsto las consecuencias, pero en todo caso, creemos que será mucho mejor que esta situación actual. No nos hemos detenido en esas minucias, quizás por temor a paralizarnos, a contabilizar las desgracias, a medir el tamaño de la destrucción. 

Pido un café y el mismo dueño me lo trae.

Es un hombre de unos ochenta años, parece parte del mobiliario, está  vestido de blanco y negro. Se sienta a mi lado y con la confianza que le dan los años, con una voz oscura y firme, como si estuviera hablando solo, mientras mira una copia del Guernica colgada en la pared, comenta.

-Sabe usted que cuando los Republicanos le pidieron a Picasso que hiciera una obra a ser expuesta en el Pabellón Español y que sirviera para su causa, él  les dijo que era Monárquico-.

Guardó silencio en espera de mi reacción y continuó.

-Finalmente, Pablo hizo ese cuadro-. Mientras habla, señala con la mano en la que sostiene un cigarrillo la pared enfrente a nosotros.

Dentro de una caja cerrada como un ataúd, con el vidrio roto que semeja una herida transparente y abierta, una copia ampliada del Guernica. Las otras paredes se mantienen de estricto blanco hueso, desnudas, desoladas.

-Hay una enorme cantidad de opiniones sobre esa obra en particular-. Dice, para continuar de inmediato. -Pero aceptemos como cierto que es  un grito contra los horrores de la barbarie y la destrucción, digamos, repitiendo a los expertos, que son gestos desesperados de angustia en forma pura, que esos gestos últimos llaman a un instante de reflexión contra la violencia  y por  ello, estos últimos gestos desesperados se han convertido en ícono universal-.

-Si nos atenemos a los acontecimientos históricos, ese grito de alarma, esos gestos desesperados en contra de la brutal violencia que los hombres somos capaces de ejercer, han servido muy poco, nada, diría yo, según las cifras que imprimen la huella escalofriante que ha dejado el combate por la defensa de las ideologías-.

-En Guernica murieron apenas 126 personas-. -Es un número comprobado-. 

-Mientras esta magnífica obra de Picasso estuvo en Estados Unidos, murieron por efectos de las bombas atómicas lanzadas por Norteamérica 200.000 personas en Hiroshima y Nagasaki-.

-Ese cuadro se convirtió en una bandera que la izquierda levanta como propio, luego que Picasso se convirtiera al comunismo, pero las cifras verdaderas de esa izquierda que defiende los derechos fundamentales del hombre dan vergüenza-. -Mire usted este resumen que encontré en internet-.

Saca un teléfono móvil de uno de los bolsillos, me asombra la destreza con la que es capaz de manipular el teléfono y me muestra el  resultado de su búsqueda. 

Actos de barbarie en nombre de la libertad:

·         20 millones de muertes en la Unión Soviética

·         65 millones en la República Popular China

·         1 millón en Vietnam

·         2 millones en Corea del Norte

·         2 millones en Camboya

·         1 millón en los regímenes comunistas de Europa oriental

·         150.000 en Cuba y otros países de Latinoamérica

·         1,7 millones en África

·         1,5 millones en Afganistán

·         10.000 muertes provocadas por el movimiento comunista internacional y sus partidos no situados en el poder.

Al levantar la mirada del móvil me encuentro con unos ojos negros y brillantes que intentan descubrir mis pensamientos y una voz serena que me dice:

-Sé perfectamente al igual que tú, la realidad de nuestro pobre país petrolero en cifras comparativas-. -En Irak murieron 162.000 personas producto de una invasión entre el 2003 y 2011 y aquí desde 1999, desde que esta gente está en el poder y hasta hoy, 17 años después, la violencia ha cobrado la vida de 188.224 personas. Aquí vivimos una guerra no declarada-.

-Yo soy el tercer cuadrante del círculo, soy tu contacto y necesito una respuesta para poner en movimiento los actos que debemos ejecutar-.

Con voz derrotada, pero seguro, convencido de lo que digo, le respondo: -cancelamos la operación-. -Debemos buscar una salida sin violencia, no podemos igualarnos a quienes enfrentamos-.

A mi lado, este viejo combatiente de la vida y por la vida respira tranquilo, ha ganado una batalla, la de mantener la lucha por la libertad sin convertirse en verdugo.

 


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