Firma sobre papel

Un hombre íntegro
llega al matrimonio
casi tambaleante
ebrio de luz y de éter.

Llega sin medir distancias
en el espeso humo
de ruegos neutros
con un resto de memoria.

Llega
por caminos desconocidos
dibujados, delineados
por su maga,
por su hermosa tejedora
en la llanura de sueños
sin espejos.

Apaga su voz encendida
de capitán,
de torrente de fuego,
de ronco huracán,
con una seca afirmación
conserva el nombre
perforado.

Hipoteca su tiempo
a intereses salvajes.

Dócilmente
se hace un animal
de feria.

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