El Oro de la Tarde 4
Cuando el mundo
no sea más mundo al fin;
y este cielo no sea cielo
y al día no le suceda la noche
como es costumbre,
y el tiempo no sea esta amenaza
y los caminos se nieguen a llevarnos
tomados de la mano,
y los mares y océanos se detengan
para convertirse en piedras de sal.
Sí todo cambia de un golpe,
y despertamos entre equivocados
silencios y distancias imperdonables…
Yo permaneceré de una pieza
contra los vientos de hielo
con tu amor como bandera.
Buscaré tus besos de peces brillantes,
tus cabellos con destellos de bronce
y tus pasos de luna viajera,
buscaré una excusa cualquiera
para encontrarte,
y al encontrarte…
-porque he de encontrarte siempre-
Sí tú lo quieres.
Sí me lo pides…
Con estas manos,
que se perdieron un día
en violentos vendavales,
haré un mundo a tu medida
para recorrerlo juntos.
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