Nuestros actos terribles

Desde hace un mes

en Rusia se disparan

balones como rayos.

Se abaten arcos

con los pies y la cabeza.

Se desangran fortunas

en apuestas ocultas.

Las cúpulas doradas de las iglesias

lanzan destellos deslumbrantes.

El mundo entero es testigo

y celebra las victorias

y se resigna a las derrotas.

Desde hace cuatro meses

con certero cinismo

se dispara a la cabeza

de los nicaragüenses.

Se abaten vidas,

se cierran los hospitales

a los heridos.

Se desangran las calles

de Managua, Chinandega, Estelí.

Masaya la combativa no se rinde.

Las campanas de todas las iglesias

tocan a rebato

por estos asesinatos.

Se abren fosas comunes

y aparecen los perdidos.

Las madres no se resignan.

El mundo entero es testigo


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