Cómplices del silencio
La hora del silencio abruma
encubre alianzas majaderas
que rasguñan ideologías desvaídas.
El rotundo silencio se hace pozo
y allí se ahoga, se asfixia
y mutila
nuestro grito de auxilio.
El silencio de plata y cilicio
se aloja en el filo de aceros indolentes,
en la hoja de cuchillos
que empuñan modernos verdugos
de oportunos cálculos desiguales.
El escandaloso silencio aturde,
golpea los asombros consistentes
y oculta rencores de eternos resentidos.
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