De Jota ni Jota
Respuesta a Eratalia
Perdí la brújula en Tauro.
En la difusa frontera
que señala los imprevistos
del fuego y de la tierra,
atascado entre el lodo y el humo,
perdí el ímpetu, el aliento.
Me envolvió una niebla espesa.
La duda se hizo costra oscura.
Tropecé con el desánimo,
que no nos abandona
y nos espera agazapado
en los errores.
El viento perfumado de pumarosa,
ligero milagro de la palabra,
se convirtió en plomo derretido,
en peso subyacente
de significados vacíos,
y ganó el silencio la jugada.
Sin ventanas luminosas
ni libros abiertos,
el nudo de la soga.
El oficio es un viejo testarudo
lleno de mañas, de recursos,
se cuela entre la niebla
con astucias de luciérnaga y señala
el regreso de uno que es diverso.
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