El misterio de la incógnita resuelta de antemano
Recibí el correo de manos del conserje, reconozco en el remitente a un gran amigo, a un entrañable de puño y letra, rara especie en extinción, que mantiene intactas anacrónicas costumbres: certifica sus cartas, coloca alineadas las estampillas correspondientes y con su estilográfica dibuja en tinta negra sobre una impecable página en blanco, diminutas letras de imprenta, con ellas, alimenta líneas imaginarias, caminos de hormigas entre márgenes precisas. Son inconfundibles los detalles menores que caracterizan su trazo y seguramente, en la simbología de la ciencia grafológica se podrían descubrir los intensos matices de la personalidad de mi amigo Bernie: algo dirán los estudiosos de sus gordas consonantes, de sus estilizadas vocales y del impecable acento marcado con precisión gramatical, sobre su preciosa caligrafía. Sus cartas son amenas, divertidas. Mi buen amigo Bernie, tiene esa capacidad de entrelazar cuentos entretenidos y menudos, que en el texto, se convierten en los personaj...