Los imprevistos, o esas señales indiscutibles

 

El fin de semana nosotros planeamos visitar la cueva de Marengo. Una vez al mes nuestro presupuesto nos permite salir fuera de Indianápolis y descubrir junto a la familia algún lugar interesante cerca de la ciudad. Es una forma de animar a nuestros hijos a la aventura y  alimentar en ellos el placer de viajar. Conocer lugares distintos y distantes de la comodidad de la casa ayuda a ampliar los horizontes, se obtiene un conocimiento que no enseñan en la escuela y crece la fuerza del espíritu. 


Cuando planeamos una excursión mi esposa investiga y se informa sobre el lugar que visitaremos, ella sabe de antemano cuales son las mejores rutas a tomar, las más seguras, o las más cortas,  en donde están las estaciones de gasolina, los restaurantes, los hoteles, los hospitales y clínicas asociadas a nuestro plan de seguro, otras posibles atracciones que podemos ver o disfrutar, el costo, las horas de atención al público, el tiempo y la temperatura que nos espera. Conoce la historia del lugar que visitaremos y se entusiasma con cada nuevo detalle que descubre.


Yo en cambio no quiero conocer nada de antemano, quiero que el viaje, el paisaje que vea, el lugar y los imprevistos me sorprendan, que el paseo se convierta en una novedad desde el inicio del viaje. 


Nuestros hijos prefieren quedarse en casa mirando videos, jugando en la computadora o incluso leyendo. Ellos protestan a la hora de salir de excursión, se quejan de los inconvenientes de salir de la casa, forcejean en un intento de hacernos desistir y finalmente a regañadientes nos acompañan.


La Caverna de Marengo es un monumento nacional de los Estados Unidos, es de propiedad privada ubicada en la localidad de Marengo, aproximadamente a dos horas y media de Indianápolis, es una de las cuatro cavernas que se encuentran en Indiana y la atracción más popular.


La historia nos cuenta, dice mi esposa, que la tarde del 6 de septiembre de 1883, Sibblins Orris un niño de apenas 11 años y su hermana Blanche de 15 años, persiguen por un terreno de piedras a un asustado conejo gris y ante sus ojos desaparece por una grieta, un hueco entre las rocas que ellos asumen se trata de su madriguera, quieren atraparlo, ya se imaginan comiendo estofado de conejo y comienzan a levantar y remover piedras del agujero, sin ninguna advertencia la tierra se abrió y se los tragó cayendo dentro de la cueva. No están preparados para esta aventura, carecen de linternas y de sogas, dentro de la cueva la oscuridad es total y los deslumbra el brillo del techo y de las paredes de la caverna que es enorme, creen que están dentro de una mina de diamantes. 


Sibblins y Blanche logran salir fuera de la cueva y corren a contarle al dueño del lugar que encontraron en su propiedad una mina de diamantes, la tarde se ha convertido en noche, pero se organiza de inmediato un grupo de hombres preparados con linternas y cuerdas y entran a la cueva, descubren que no es una mina de diamantes, pero sí es la caverna más hermosa que jamás han visto.


El sábado en la noche nos acostamos más temprano que de costumbre para levantarnos el domingo a las seis de la mañana, a las siete, según lo previsto, ya estamos todos dentro del auto y listos para salir a conocer la Cueva de Marengo, pero el portón del garaje no abrió. Es un portón eléctrico que abre únicamente con el control remoto,  por un momento pensé que la nieve había obstruido la puerta y caminé fuera, pero no había nieve ni nada que impidiera abrir la puerta. Llamé a la compañía que instaló el sistema y un mensaje grabado me informa los horarios de atención al público y confirma que no tienen servicio de emergencia. Finalmente, resignados nos quedamos en la casa.


Yo no soy supersticioso, pero creo en las señales del destino, en más de una ocasión un evento imprevisto me ha salvado de un peligro, o de atravesar por una difícil e incómoda situación, por esa razón no intenté trasponer la barrera que me coloca en esta oportunidad el destino y no insistimos en viajar. 


El domingo, en el noticiero de la noche, la televisión informa que hubo un accidente en la ruta que lleva a la caverna de Marengo, las imágenes muestran a un enorme camión que perdió los frenos y  causó una tragedia de carros destrozados y personas heridas. Una vez más agradezco a Dios haber intervenido en mi auxilio y confirmo que siempre debo obedecer las advertencias, que los imprevistos son señales luminosas a las que le debo prestar mi mayor atención.         




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