06032024
Es tres de Junio otra vez,
la fecha se repite tenaz
bajo el rigor del tiempo
y permanece intacto
en el recuerdo
aquel lejano tres de junio
del año noventa y nueve
y confronta a la memoria,
a sus consabidas tretas,
a sus elegantes distorsiones.
Con el habitual acento
en la incertidumbre,
-como todos los días-,
ese día, también,
la incertidumbre
quiso teñir el porvenir
de púrpura y de malva.
Tercos y afortunados,
con testigos cercanos,
observadores embrionarios
y el impulso incontenible
de corazones desbocados,
juramos ser círculo
hasta el final de los días.
Con gestos y miradas nuevas,
con la palabra -siempre-
con la misma vieja esperanza
nos arropamos
para renovar votos cada día.
Por una ventana abierta
hoy tres de Junio
entran en tropel
-a la carrera-
veinticinco años
y un suspiro.
Mis hermanos cruzaron hace rato
sin mayores alardes,
sin anuncios,
esta línea del tiempo,
esta puerta de roble.
Nosotros vislumbramos vehementes
destellos de plata
y ellos -mis hermanos-
en la calma de los años
se iluminan,
con los fulgores vivos
del diamante y el platino.
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