La voz 96-24
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Con necia insistencia,
con nubes inocentes
en un cielo de futuro seguro
forjé tormentas.
Asistí a vagos simulacros,
al desorden de las ventoleras.
Y en esos años alborotados
mi voz se distorsionó
a límite bulla.
Mi legítima voz
la suplantó el ruido,
-ruido agotador-
hasta el agobio.
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