Atravieso mi hora de destierro
Atravieso mi hora de destierro.
Cruzo la esquina del tiempo
marcado por significativas ausencias
bajo el acento implacable de la lluvia.
Galopo sin aliento
sesenta desolados minutos.
Cargo con culpas propias
y también algunas ajenas
que me rozan y pesan
en los párpados.
Llego finalmente exhausto
al exacto y desventurado segundo,
al abismo
en donde enceguecido
pierdo el rumbo.
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