Uno escribe porque escribe

Uno escribe porque escribe,

porque su gana le da.

 

Y viene otro y critica,

o comenta que también vale,

y le encuentra sentido a la cosa

y dice que es buena y le gusta.

 

Uno. Que no es el bárbaro aquel,

que es uno mismo,

se entusiasma y sigue

y dale que dale a la letra

y al punto y a la coma.

 

Y tropieza con normas que desconoce,

o conoce de oídas,

y la da vuelta a la tuerca

y deja de ser romántico,

modernista, o surrealista

y dice ser automático.

 

Aparece un buscador de talentos,

sin oficio y con asiento,

y grita ¡Genial!

 

Se han roto las cadenas

de la norma y la academia,

se acabó la pandemia

y en esta oscura hora

declara la inminente aurora

de poetas sin pistola.  

 

 

 

 


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