11242024

 





Usurpando tu nombre

abrí puertas cerradas

y me instalé en la abundancia

de salones ajenos.


Siempre pronunciando

tu nombre, temerario,

dueño de las circunstancias

caminé decidido a los extremos, 

anduve por falsos umbrales 

y eran dulces y peligrosos.


Con tu nombre en los labios,

vestido de miedo y de lino,

crucé esquinas prohibidas

y avancé con paso desmedido.


Triunfé.

Fracasé.

Equivoqué mis decisiones 

persiguiendo ficciones

y me salvó tu nombre

invocado con fuerza y con fe.


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