11152024

 

Al velar tu frágil sueño

la hora se demora.

El minuto se distrae.

El segundo olvida 

el frenético ritmo

que imprime 

a la ansiedad

y se desmorona.

El silencio, 

el dulce silencio

ilumina tus cabellos,

el contorno de tu cuerpo

y gravita cómplice 

en la penumbra

para concederle

méritos al tiempo.


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