Amanecer

La brisa pasa 

y endulza la mañana

sin despertar las hojas 

ni a los pájaros.

El tenue rocío 

-llovizna de gaza-

cubre la ciudad

que aún descansa.

La montaña duerme todavía

su sueño vegetal

y el sol se cuela 

despacio

entre los grises, 
ocres y naranjas

encienden fuegos iniciales.
En la incesante noche

una única intención 

nos impulsó a recorrer 

mundos distintos,

separados,

extraviados, 

vehementes, 

nos asomamos a puertas ajenas.

Al amanecer

abrimos los ojos

entre vagas imágenes 

atropelladas

y el entusiasmo 

de estar juntos

borra la huella 

de nuestro singular recorrido

por cielos desconocidos.

 

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