Fuimos convocados a nacer en los cuarenta, en los cincuenta y asistimos al llamado cinco hermanos para un único legado. Eventos extraordinarios, actos legendarios marcaron la vida. Nuestra madre brilló con luz propia y señaló la ruta de ser libres. Nos hicimos a un lado y olvidamos el género para ser iguales, sin variables. Admirados, sin asombro, presenciamos los éxitos del sexo opuesto y hoy doy gracias por lo tanto, por lo mucho, a mis hermanas.
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