Cada amanecer un tributo
Despierto en ese momento incierto en que está a punto de definirse el día, la frontera es de brumas y también de nieblas que se disipan morosas, la mañana arrima a la penumbra con temor, con delicado candor y el espeso velo pierde fuerzas. Las sombras de la noche se diluyen sin oponer resistencia y se entregan a la inevitable luz de la mañana. La noche se deja envolver con el soplo de una brisa suave y cálida que difumina con esperanzas la opaca oscuridad. En ese momento cierro los ojos y me entrego al silencio, es un silencio precario, que se balancea en el falso equilibrio de innumerables peligros. Hago un esfuerzo mayor para hundirme en el silencio, pero un tropel de pensamientos convertidos en sonoros cascos de caballos desbocados, atacan los flancos de mi frágil silencio apenas conseguido. Con suma dificultad aparto el escandaloso tumulto de las ideas y en el fugaz silencio impongo tu imagen desnuda. Me hundo en ese silencio que aún no llega a ser absoluto y contemplo s...