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01012025 CC

  La jauría salvaje  de deberes cotidianos  me devora cada día con dientes acerados,  y mantiene a su derecha  los huesos rotos  de mi entusiasmo. Los minutos están contados,  el horario es impuesto por otro,  de antemano, y de obligado cumplimiento según dicta el reglamento.  Me gana la prisa por cumplir las tareas, por tachar la lista y sentarme al fin a mirar por la ventana,  pero la hora se demora. Consumida la fecha en inútiles afanes,  paso por alto detalles menores. Vivo a saltos.

12302024 CC

  Las contadas horas:  soldados inflexibles, marchan alineados bajo el orden riguroso de implacables agujas  en punta de acero y feroces, consumen el día. Los minutos y segundos avanzan sin tregua  sobre el campo minado de exigentes afanes, de obligaciones, deberes, labores impostergables. Detrás de legítimas tareas me acecha un enemigo:  la  sombra aguda del olvido. El silencio, filo de hielo, espacio de ausencias, amenaza duelo. Crecen mis temores, el demonio de la duda  abre zanjas turbias, pero tu suspiro  lleno de promesas, tu susurro comprometido  se impone, me rescata, y me obliga a escribir estas líneas -agradecido-.

12282024 CC

Una sutil brisa  acompaña mis pasos esta mañana diversa difuminada de grises. En el precario silencio  el pensamiento encuentra sosiego a la insistencia  de sus incontables deseos. Una sirena quiebra cristales y la larga figura  del imprevisto dispara el desconcierto. Ante el portal abierto  de lo incierto la mañana es otra, distinta, de severas inquietudes en la espiral de los temores.  

12232024

  Entregado a la suerte de doce horas inclementes y en medio del infinito hostil, al final de esta tarde se inmoló el sol rojo, aquel disco enardecido  que pintaba el cielo de naranja, que reventaba ocres a discreción y nos llenó de súbito entusiasmo   se enterró con violencia, con decisión, sin un grito, sin asombro, en el vértice de dos montañas. El cielo entero apura la noche para vestir luto cerrado por ese bravo sol que nos dejó.

12212024

    Mi tierra es antigua -de edad indefinida-.  Roraima se levanta  sobre esta tierra mía y se citan aqui  los dioses y los vientos,  y brotan tepuyes  como voces oscuras. Mi tierra es más que el susurro  de piedras pulidas que arrastra el Orinoco. Mucho más que el viento  y el polvo de Araya,  y de los médanos de Coro. Es más que la orilla del Caribe sus arenas blancas y  su playa colorada. Es  más, mucho más,  que el salto vertiginoso  de un ángel desde el cielo. Y es todavía más, que el pico nevado de los Andes. Es también, mucho más, que un límite geográfico  en donde crecen orquídeas,  araguaneyes y cundiamores. Mi tierra es más  qué fronteras flexibles apenas visibles;  es la  herida que me acompaña  y no se cierra.  Son las franjas  de una bandera tricolor y sobre el azul  luminosas estrellas  Es cada día el dolor de las noticias, el tamaño enorme  de la in...

12202024

  Desde aquí invoco  el poder sanador del verbo para cerrar las grietas  en corazones rotos. Insisto en las palabras,  utilizo agudas y graves para adelgazar la sangre gruesa de tristezas. Intercalo esdrújulas, para no perder el norte  en la frontera invisible entre el lenguaje y el idioma. Y hago saltar  a la versátil coma  en los renglones,  para otorgar sosiego  a los perdones.

12182024

  Un viento fiero con dientes de hielo asedia la calle solitaria y apaga tus pasos, yo soy testigo  del avance firme  de tus piernas inmensas a ritmo de desconcierto, protegidas en nylon con densidad de humo. Muerde la liga la cintura, se aferra la delicada trama  a tus caderas imponentes -siderúrgicas- capaces de derretir todos los aceros.