09112024
Y es necesario andar con prisas
huyendo de oraciones
sin verbo, ni predicado,
para dar un traspìes
entre bocados de imitaciones.
Hace falta andar con prisa
para no ver las señales
que nos muestra la brisa
y equivocar el camino
que marca nuestro destino.
Y esa falta de atención,
la poca precaución
-no cabe duda-
son efectos de la prisa.
Un descuido entre las líneas,
la falta de un acento
entre lirios y delirios,
nos empuja a la caída
y se pierde el aliento
del delicado equilibrio.
Comentarios