Ella prefiere la noche

 

A mi sobrina Thony: regalo de su 47 cumpleaños, o una justificación a su conducta.

Nunca se despierta a las ocho de la mañana y jamás se levanta antes de las doce del mediodía. También es justo decir que se acuesta pasadas las tres de la madrugada. Para ella hay algo de mágico asombro en la noche y siempre encuentra argumentos que justifican su desvelo. El más común es la obligación de realizar una acción impostergable y absolutamente necesaria que ella y únicamente ella debe atender a estas desacostumbradas horas para el común: esperar a que llegue el agua por ejemplo. Contemplar el incandescente brillo de las luciérnagas, o salir disparada al encuentro del grupo de sonámbulos intensos, que de noche deambulan por los lugares de moda en esta ciudad de universitarios, con la descarada intención de convertirse en piezas de inspiración nocturna.

Ella quiere ser parte del brillo de los flashes, convertirse en esa imagen de la noche que se hace viral y permanece en el recuerdo. Necesita la música, ser ella siempre música, y también se ha impuesto ser la presencia integradora de innumerables amigos y de nuevos conocidos, de afectos recientes, que de inmediato son agregados a su interminable lista de nombres que guarda en el móvil.

La fatiga la rutina de la luz del sol, la agobia la claridad y sus certezas en donde no caben las sorpresas. Ella necesita sorprenderse y también sorprender, y la oscuridad es la compañera ideal, por eso su vida gira en torno a la noche, el resto es accesorio y decide prescindir de las terribles revelaciones que trae del día.

Pero esta mañana es totalmente diferente, tiene un compromiso al que no puede faltar y antes de las siete de la mañana está en pie. Anoche, a la carrera y de emergencia, dejó a Lola, su perra, en la clínica veterinaria. Su compañera de tantos años, su amiga, uno de sus amores más queridos. Quedó hospitalizada con un cuadro realmente delicado. Le negaron la posibilidad de acompañarla y el doctor le indicó que debe presentarse a primera hora de la mañana en el consultorio, que es posible que Lola no se recupere y la abandone para siempre, que no resista la noche, que el daño es severo, que están comprometidos órganos vitales.

Tocan la puerta y llena de temores corre y abre. Con sorpresa descubre que es su amigo y vecino el panadero de la esquina,  temblando y con los ojos llenos de miedo el hombre le dice. -Necesito ayuda Doctora-. -Este papel lo encontré debajo de mi puerta-. Como abogado ella está acostumbrada a leer documentos legales, pero este es totalmente diferente. A modo de membrete una bandera negra con una calavera pálida en el centro, debajo, unas líneas escritas en computadora que lee con rapidez y descubre con espanto, que es una nota de intimidación, una amenaza terrible, un decreto de muerte.

Ciudadano Juan Carrasquero

Sabemos que usted participó activamente en las guarimbas del 2017 y que está involucrado en los sucesos que hirieron al camarada Lenin en la casa del vidrio de la calle 15.

Para ese momento este territorio no nos pertenecía y por tanto, no dimos la debida respuesta correctiva a su conducta de derecha recalcitrante. Debe saber que ahora el territorio en donde vive nos pertenece, y usted está siendo vigilado, cualquier acción que consideremos impropia será reprimida y castigada con la severidad que creamos necesaria. Usted es de ahora en adelante un objetivo militar. Es también el único responsable de su seguridad, la de los suyos y de sus propiedades. Sin contar los daños colaterales que sufrirán los vecinos por sus actos contrarevolucionarios. Está usted advertido. No habrá un segundo mensaje.

Colectivo Bandera Negra.

Ella sabe que la ley está hundida bajo el imperio de la impunidad, que estos grupos y colectivos son pagados por el gobierno para su defensa, que no hay límites en sus desmanes, que no hay justicia. Le aconseja de todo corazón que tome unas vacaciones, que visite un familiar, que se vaya lejos de esta ciudad tóxica, que desaparezca por un tiempo.

En la clínica las noticias son desalentadoras, Lola no superó la noche. El doctor le explicó: que el alimento “El Centinela” el único que se consigue en medio de esta lamentable situación de escasez destroza los órganos de las mascotas y terminó confesando que son más de 50 los casos que ha atendido con iguales resultados.

Ella, al igual que Juan Carrasquero necesita dejar la ciudad de Mérida para no asfixiarse en la intolerancia. Llama a un amigo y viaja a Medellín, Colombia. Está rendida, el peso de esta y otras derrotas la agota.

En el aeropuerto de Medellín toma un taxi. Pasa por la plaza de las esculturas y al ver el enorme perro de Botero piensa en Lola. El auto mantiene la ruta para llegar a la dirección de su amigo. En el momento que atraviesan el sector de Patio Bonito impávidos observan que unos hombres en moto interceptan un vehículo. Oyen disparos. Dos hombres caen en la calle y una bala perdida rompe el vidrio del auto que está a su lado y se aloja en la cabeza de un muchacho. Algunas personas se acercan e intentan ayudarlo. Oyen que el muchacho se llama Fabio Legarda. 

El taxista arranca antes de que cierren la calle y les sea imposible seguir y la policía los obligue a dar declaraciones. En el camino el conductor del taxi le  comenta que el muchacho es un conocido cantante y youtuber. Que apenas tiene veintinueve años.

El auto sigue su recorrido, ambos mantienen el respetuoso silencio que se guarda ante la presencia inesperada de la muerte hundidos en la triste espiral que violenta la vida esta mañana. Se dirigen al sector del Guayabal, el calor y los acontecimientos son abrumadores. El tráfico se detiene en el puente Gilberto Echeverri. Alguien pide ayuda con gritos desesperados, bajan y corren a un costado del puente. Impotentes, observan asombrados el momento en que una mujer joven cargando un niño de unos diez años se lanza del puente.

Con la mirada perdida en el vacío detrás de la mujer y el niño, ella le dice al taxista: -este recibimiento me espanta, por favor, puede llevarme de regreso al aeropuerto-.

Abatida, derrotada. Piensa: los peligros de la noche son mucho más amables que esta claridad que me hiere y lastima profundamente. Ahora entiendo porque me resisto a despertarme temprano en la mañana.


Comentarios

Así es, la noche , los sueños, la oscuridad, muchas veces son preferibles a comprobar in situ la realidad de la vida diurna. Un saludo.

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