Intransigencia

Texto elaborado a raíz de los acontecimientos sucedidos en Barcelona. España


Intransigencia 

 

La mujer no se atreve a mirar los ojos del jefe, frente a él, aprieta fieramente  los dientes con la intención de hacerlos estallar, de acabar con todo de una buena vez. El Gerente hace intentos desesperados por suavizar las palabras, pero es inútil, el significado de cada oración construida con esmero la empujan irremediablemente al borde de un precipicio. La conversación le arrebata el precario equilibrio con el que construye un futuro para ella y su único hijo.


Por un momento piensa, que la rabia, contenida a duras penas, se escapará de sus ojos en forma de llamaradas y terminará por consumir al Jefe, a ese Jefe, que tantas veces solicitó su auxilio en situaciones desesperadas y ella estuvo siempre allí para apoyarlo, para salvarlo.


Ella siempre dispuesta a posponer los planes, los programas  cuidadosamente elaborados  con su hijo, con ese hijo que la mantiene en pie y la ayuda a enfrentarse con ánimos renovados a las continuas adversidades, decidida a conquistar los espacios suficientes para entregarle educación, la única herramienta capaz de convertirlo en un hombre libre. 


Ella está convencida, que el futuro de su hijo depende desesperadamente de su empleo, la seguridad del dinero les permite surfear las dificultades en esa tabla de salvación, que significan los quince, los últimos de mes, del salario pagado puntualmente. Sin ese dinero depositado milagrosamente en su cuenta se desbarrancan irremediablemente a un pozo de necesidades, de penurias, carencias que ella conoció hace mucho y trata de impedir ese dolor a su hijo.


El empleo le ha permitido un respiro y la posibilidad de huir, apenas unos pocos metros, es cierto, de la miseria absoluta. Supo apoyarse sin correr grandes riesgos en el sistema de créditos. Ella y su hijo tienen lo indispensable para seguir adelante, todo su esfuerzo lo dedica en avanzar con ese hijo que tanto le agradece al destino, pero la condición de ser mujer y viuda la asfixian.


Tener un hijo es una responsabilidad para toda la vida, no se puede evadir, ni olvidar, ni dejar de lado. Mientras el Jefe habla de la situación de Barcelona, de los últimos acontecimientos, de los políticos, de los ciudadanos, de la independencia, de los valores del idioma catalán, de su cultura, de una España parásita de las riquezas que produce Cataluña,  ella piensa en la próxima factura, en el pago del piso, del gas, de la luz, del servicio de internet tan necesario para su hijo, de  la cercanía del invierno y el incremento del costo mensual y ahora sin posibilidad alguna de pagar, sabe que la ayuda del Estado para el parado es un chiste.


Entra a un vacío, estrangula la desesperación entre los dedos de las manos, se hace sangre con las uñas, por momentos vuelve de ese estado de desesperación y oye las voces apagadas del Jefe que explica en números las enormes pérdidas de la empresa y la necesidad de generar ganancias, de la necesidad de tomar acciones rápidas y desesperadas, de abrir una Oficina con urgencia fuera de las fronteras de Cataluña, económicamente no pueden mantener dos oficinas dice, pero los negocios exigen decisiones dolorosas  y la Compañía necesita para subsistir las libertades económicas que Europa y España garantizan y la amenaza de una Cataluña independiente los separa peligrosamente de esos mercados tan necesarios para la Empre,  a pesar de todas las dificultades que  enfrenta la decisión de abrir una Oficina en Madrid es la única posibilidad de no cerrar para siempre y por esa razón deben eliminar de inmediato las Oficinas en Barcelona y no les queda otra alternativa que despedir al personal.


El Gerente se levanta, le entrega un cheque, se le quiebra la voz cuando le desea suerte, ella lo recibe en silencio, con la cabeza entre los hombros, sigue sin mirarlo, se da la vuelta y entra con paso vacilante a un túnel oscuro, se ha cerrado la puerta del futuro seguro.


En la calle las banderas de barras rojas y amarillas, con su estrella solitaria en la punta de un triángulo azul, la bandera con la que creció  ilumina la mañana. Al paso de un grupo se levantan voces que conoce bien: lllibertat.  Independencia. Reconoce a Puigdemont: Presidente de la Genaralitat de Catalunya, que avanza con sonrisa de triunfo rodeado de entusiastas partidarios.


Un grito liberador le quema la garganta y se oye a sí misma, por encima de las voces que cantan victoria. Puigdemon ¡Cabro! 


Inmediatamente un golpe la derriba, en el suelo la intransigencia le pasa por encima con crueldad inaudita.



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