Indianápolis 21/11/2019


Quien se marcha
presiente
que no hay regreso.
Y a veces,
un golpe de viento
¡Demoledor!
se escabulle
 a través
de la puerta del tiempo.
Susurra una palabra
humilde
y con eso basta.
Para romperlo.
Para quebrarlo.
Deja entonces los afanes
para recomponer sus pedazos
y en absoluto silencio
ante el espanto,
su único deseo es un abrazo
que le devuelva sentido
a la distancia.

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