Un 3 de Junio

Yo navegué en los mares occidentales.
Timonel de  navío sin brújula.
Estuve a punto de zozobrar,
de hundirme, perderme
en la profunda herida de la violencia,
en una tormenta de confusiones
con vientos a sotavento.

Me gasté los ojos en busca  de señales.
En ciertas noches sin estrellas
una ráfaga de luz abría la fisura
a caminos sin fronteras
y rogué a los vientos me llevaran
a ese puerto desconocido.

Con el sol hundiéndose en las olas
creí ver una mujer desnuda,
rosa sin espinas a medio abrir
se mecía sobre campos de trigo
en los últimos destellos de la tarde.
Levanté una vela en el mástil mayor
con los jirones de una vieja bandera
de siete estrellas
y soplé el lenguaje firme y paciente
de promesas y juramentos.

Con restos de sal entre las uñas,
la piel tatuada por el sol
un mes de julio, ante mi asombro
se levantó sobre cuatro escalones
un faro surgido entre la niebla
de lagunas y montes claros,
dos columnas perfectas lo sostienen
mármol intacto,
ni el polvo, ni el viento,
ni el roce de las manos,
tampoco las miradas
erosionan la piedra.
Un golpe de luz  ilumina
la bruma de cuarenta años,
incendia el pasado
y marca al fin mi rumbo
hasta más allá del mas nunca.

Dieciocho años de ese encuentro
que me llevó a seguir tus pasos
para verte caminar en medio de la nieve;
a encerrar una virgen
y un caballo en una caja,
a ganar un premio
y ganar también
la ayuda desinteresada
de personajes desconocidos.

Catorce  años hoy de la firma de un papel
que mantuvimos en silencio y
celebramos con una  noche extravagante.

Hemos logrado con éxito
repetir dos veces nuestros apellidos
y no estamos solos
en esta aventura del sur.

Intacto ese primer momento
de aquel mes de julio que  ante mi asombro
se levantó sobre cuatro escalones
un faro surgido entre la niebla
de lagunas y montes claros.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Descabelladas suposiciones descubren un enigma

Veintisiete apuntes desordenados

02262024 -96-