Serie en la cocina

IV
Hoy amaneció el sur
helado y con lluvias
casi a punto de nieve las calles,
nada raro en invierno
con esta máxima de tres grados.

El frio me paraliza y
no quiero salir a la calle,
es urgente un almuerzo
de altas calorías, contundente.

La nevera da muestras de cansancio
de la fatiga del fin de mes.

Una cebolla da vueltas
se aburre y choca
contra un tomate
en la gaveta de los vegetales.

El inventario da pena:

Un puño de queso
Gouda
granulado,
un pote de mantequilla
al que se le ve el fondo,
una botella de leche descremada,
a la mitad,
dos filetes de corvina,
un resto de chorizo,
un cuarto de vino blanco.

Justo lo necesario
para un Cancato.

Sin consideración alguna
doy el último asalto
a la pobre nevera
desprevenida.

Corto la cebolla en plumas
Y sobre dos fuentes de barro
hago una cama bien estirada.

Coloco los filetes
sobre esa sábana
de lagrimas transparentes.

Riego con sal, pimienta y orégano,
administro con prudencia el queso
para arropar  las dos corvinas,
 encima el chorizo en ruedas
y bien tapados los llevo al horno.

En quince minutos
visto la mesa de blanco,
copas, cubiertos y servilletas,
dispongo servicio para dos,
sirvo el vino.
llamo a comer.


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