Esta tarde de aire triste

Esta tarde de aire triste
llegas silenciosamente
con la lluvia,
te pensé largamente
los huesos desnudos.

Me puse los pantalones,
el uniforme diario
de trajinar entre dinosaurios
y no supe abrochar
los botones,
ni cerrarme el cuello,
mucho menos
anudar la corbata
sin tus manos,
sin tu piel,
sin tu aliento.
Aquí, conmigo.

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