LLegas confiada y ajena

Llegas confiada y ajena
a todos mis odios.

Te acercas despacio
para morder a pedazos la mañana violeta
que amenaza violencia
y despiertas
sin ruidos ni voces
los pájaros
desplumados.

Vienes a lavar culpas
en esta encrucijada,
un mal paso en este camino
sembrado de trampas.

Corre.
Vete.
Alejate.
Salvate.

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