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09242024

  Yo perdí la identidad y mi apellido ciudadano en el cuchillo afilado de una esquina, allí se hermanan toscos, recientes odios  y rencores viejos. A las dos de la tarde perdí también  a mi amable sombra. En esa hora de plomo, en el cuchillo afilado de todas las esquinas, se multiplican los obstáculos, aumentan las dificultades y le crecen uñas ásperas  a las contrariedades.

09212024

  Lejos, muy lejos, más allá de las uñas  aterradoras de los bichos, de su aliento fatal, de sus malas intenciones, oigo la lectura de un informe. -Un relato espantoso-. Una voz de madre,  sin adornos, inflexible,  -solo una madre  puede ser tan firme- descubre y describe  en una lista de infamias,   las infinitas formas  que adopta el odio. El miedo me envuelve  en áspero papel de lija. Una imagen me sobresalta  y desordena mis sentidos, el horror vence una vez más  a la razón y me arrincona. Mi hijo, con sus contados 12 años está rodeado por los bichos, sus rostros deformes por el odio amenazan a mi pequeño indefenso y con uñas pavorosas,  cubiertas de sangre oxidada, de mugre antigua,  de historia vieja,  sacan los juguetes de mi hijo de una bolsa plástica y con ella lo asfixian. Me resisto a creer que son gente. Solo así se conducen los bichos. Los bichos, de condición cobarde, atacan armados, en enjambre Y s...

09132024

  Adelanto un pie. Avanzo  entre aciertos y errores sobre  el precario equilibrio  que ofrece la delgada línea  de un puente en movimiento sobre abismos intermitentes. Avanzo  convencido, que mi próximo paso, va a la sombra de mi paso anterior,  es pura consecuencia, un eslabón  de la cadena interminable que me sujeta al destino.

09112024

  Y es necesario andar con prisas huyendo de oraciones  sin verbo, ni predicado,  para dar un traspìes entre bocados de imitaciones. Hace falta andar con prisa para no ver las señales que nos muestra la brisa y equivocar el camino que marca nuestro destino. Y esa falta de atención, la poca precaución -no cabe duda- son efectos de la prisa. Un descuido entre las líneas, la falta de un acento entre lirios y delirios, nos empuja a la caída y se pierde el aliento del delicado equilibrio.

08302024 -90-

Final de la jornada. Llego a esta casa -espacio cerrado- en donde vivo de prestado. Abro la puerta y me asomo al silencio. Te busco en la sombra de la silla en los desvanecidos olores detrás de los espejos, en el rostro de la tarde más allá de los cristales. Insisto en buscarte en el latido de las olas bajo la ventana. Desanudo la corbata desabrocho la camisa. Cuelgo en pantalón. Me desvelan los recuerdos las caídas.

08282024

  La arrolladora tormenta  crispa la tarde. Se marcha indolente la tormenta y deja en la tarde desprevenida el acento en las heridas.  Persiste el dolor, la pena,  y la agobiada tarde se escurre por las rendijas de la noche. Los días luminosos  aparecen sin aviso, se borran de improviso y se marchan sin adioses. Esos días imprevistos  dejan un aroma de lavanda, y se convierten en recuerdo en donde crece la esperanza. El amor, en cambio, con su fuerza arrolladora aparece sin anunciarse en el silencio fugaz  de las miradas. Arrebatado. El amor toma posiciones, te envuelve, permanece, y ya no se marcha ni se borra, ni se escurre de improviso por rendijas. El amor se instala  anclado en la esperanza y se arraiga para siempre. Yo lo alimento -al amor-  con granos de paciencia, con gestos sencillos, con terca insistencia y lo renuevo cada día  con la vehemente emoción  de un sol naciente.

Foto 1997-2024

    VIII Mis manos tendidas al viento te dibujaron en el tiempo mucho antes  de romper los cristales aquella tarde. Mis manos también, -alguna vez- se levantaron violentas. En otras circunstancias estas manos se unieron con fe en oración de despedida. Con estas manos mías en donde están señalados los caminos de mi destino  y en ocasiones distintas  cumplí mi deber de ciudadano: te recorro, te dibujo te sostengo.