Veintisiete apuntes desordenados

 





Veintisiete apuntes desordenados







Capítulo VI 


Lo Femenino  


El Espíritu del Valle nunca muere.

Se llama la Mujer Misteriosa.

Y la Puerta de la Mujer Misteriosa

es la base de la que el Cielo y la Tierra surgieron.

Está allí, dentro de nosotros, todo el tiempo;

saca de él cuanto quieras, jamás se seca.



Lao Tse



Capítulo XXXIII 


Lo Perdurable


Aquel que conoce a los demás es un erudito.

Aquel que se conoce a sí mismo es un sabio.

Aquel que conquista a los demás, tiene el poder del músculo.

Aquel que se conquista a sí mismo es fuerte.

Aquel que se halla satisfecho es rico.

Aquel que es decidido tiene fuerza de voluntad.

Aquel que no pierde su centro, perdura.


Lao Tse






Veintisiete apuntes  desordenados


Angela Paola               05092022

Ramón       05102022

Nuncia         05112022

Mérida 05122022

Rebeca 05132022

Keva 05162022

Aymara 05172022

Marilyn 05182022

Thony 05192022

Olivia 05202022

Esther 05232022

Patricia 05242022

Albis 05252022

Karla  05262022

Sara 05272022

Aries 05302022

Yaso 06312022

Belisa 06012022

María Eugenia 06022022

Mirian 06032022

Jenny 06062022

Amanda 06072022

Bárbara 06082022

Malvina 06092022

Carola 06102022

Patricia 06132022

Amaya y Arianna 06142022




Una manera de presentar estos 27 apuntes desordenados 


Este proyecto lo inicié en el mes de mayo después de cumplir setenta y un años, me motivó, la vaga posibilidad de reconocer a las mujeres de nuestra familia y me comprometí conmigo mismo, a escribir un poema diario hasta completar todos los nombres de esas mujeres que señalaron y señalan con sus acciones el rumbo de la familia. Escribí desde el lunes y hasta el viernes durante cinco semanas, y me tomé de descanso los sábados y también los domingos, como cualquier persona que cumple su jornada laboral.  


Me impuse escribir un poema sin ninguna pretensión, con alguna idea  que surgiera ese día y me ayudara a terminar algunas líneas, para poder dedicarlas a cada una de las mujeres que conforman nuestra familia. En  mi caso, es una de las tantas formas de demostrar mi afecto y también, de reconocer la labor extraordinaria que realizan las mujeres en toda familia y en la nuestra en particular.


En la medida que comencé a publicar los textos, fue necesario cambiar la concepción, nada es definitivo, y yo intento no ser obcecadamente estático. La vida es movimiento, es cambio. 


Al escribir los poemas, entiendo, que la mejor manera para lograr mi objetivo es intentar dibujar una imagen con lo mejor de estas mujeres que forman la familia y en ese sentido, intento construir esa imagen con los fogonazos que me permite el recuerdo, con los pequeños destellos del pasado y con la ayuda de las palabras, que acudieron en mi auxilio y colocaron cierto orden a mis pensamientos desbocados. 


Muchas veces reconocemos las virtudes que acompañan a nuestros más cercanos familiares, esas características especiales, que imprimen el carácter que los distingue, pero guardamos discreto silencio, no somos capaces de expresarlo y los otros, nuestros más grandes afectos, no conocen la imagen que tenemos de ellos y deben conformarse con la apariencia que refleja su propio espejo, y  muchas veces, esa imagen está distorsionada, opacada, minimizada. Esa es la razón por la que estos apuntes, que hoy les presento, terminan siendo un boceto de cada una de las personas a la que está dedicado el poema. 


En nuestra familia tienen especial valor quienes no nos acompañan hoy y también, algunos casos excepcionales, pero estoy convencido, que es absolutamente necesaria su presencia y por eso tienen su debido lugar en este inventario femenino familiar. 


El título inicial de este proyecto era: libreta Familiar, más tarde, cambió a Cuaderno Familiar, luego, creí que el título debía definir el carácter del conjunto de poemas y pensé en Cuadernos Femeninos Familiares y sus Excepciones. Finalmente me decidí por titular este libro: Veintisiete apuntes desordenados 


El título hace  referencia al número de textos que me fueron dictados por las voces del pasado y el afecto. Al terminar el proyecto y conocer la cantidad de poemas terminados, creo poder asegurar que no es una casualidad la exactitud de esta cantidad, aunque lo parezca. 


El número veintisiete es múltiplo de tres, que según algunos estudiosos de lo arcano es un número mágico que nos ayuda a interpretar los grandes secretos del cosmos. Los budistas describen el número tres, como los tres santos del oeste: que representan la conciencia, el equilibrio y la armonía. Para los cristianos, el número tres viene a ser la representación del misterio de la Santísima Trinidad. Dios. Hijo y Espíritu Santo. Veintisiete, que es la cifra de los textos que hoy reúno, además, es el número de letras que componen el alfabeto de nuestro idioma -el español-. 


Estos textos no son definitivos, son apuntes, trazos para un retrato, para una imagen que cada quien debe terminar a su manera. Son desordenados porque no conservan ningún orden, el único sentido que mantienen es que son familiares. Los poemas no tienen título, apenas la fecha en que me fue permitido terminarlos y cumplir con mi compromiso. Finalmente, el nombre de este libro se acerca mucho más a mi pretensión de escribir poesía.


Los imprevistos marcan los proyectos más ambiciosos y en el mes de mayo, apenas iniciado el proyecto, mi hermano Ramón cumplió años y me fue materialmente imposible dejarlo por fuera de este cuaderno femenino familiar y por tal motivo, es el único miembro masculino de la familia que aparece en estos apuntes.  


Estos textos míos, quizás no tengan un gran valor estético, o literario, lo que sí tienen, es el valor de la honestidad y el de rescatar para toda la familia la imagen de estas mujeres que son extraordinariamente valiosas para nosotros. Los poemas fueron enviados precipitadamente al foro familiar sin ninguna revisión y sirvieron en algunos casos como espejos.


Los textos, reunidos en este formato -más formal- sí me permiten la expresión, fueron revisados con cierto rigor, se tomaron en cuenta todas las opiniones que surgieron en la familia y algunos cambiaron su versión original. Se corrigió una que otra falla por ignorancia y también, errores de ortografía imperdonables -me vi obligado a utilizar el zoom en 150% para poder ver el tamaño de mis errores-. Así, que los obligo a leerlos nuevamente con los cambios que realicé, cambios, que me parecen más justos con los textos, con las personas a quienes fueron dedicados y con posibles lectores ocasionales. 


Gracias por leer y por aceptar como buena, mi visión de ustedes.

05092022

Para Angela Paola. Mi sobrina


Lo irregular.

Lo diferente.

Lo distinto.

Nos obliga a volver la mirada

lejos del círculo.

-Esa abstracta perfección-.

Sin urgencia de juicios

y desde la libertad 

de la línea

-sin principio-

-ni fin-

-ni dirección-.

Nuestra única clave:

es la aceptación

para recorrer entusiastas

el camino que nos toca. 

















05102022

Para Ramón. Mi hermano menor.


En primavera,

hay días

sin nubes en el cielo.

Días, en los que el viento

anuncia su efímera presencia:

se detiene un instante,

me envuelve amorosamente 

y me lleva lejos 

de esta terca 

sensación de ausencia.


En primavera, 

hay días 

que necesito un abrazo

-con urgencia-. 

















05112022

Para Nuncia. Mi hermana mayor


Persigo un pensamiento.

Escapa

entre sombras y esquinas

caprichosas.

Huye a toda marcha.

Intenta evadirse con trucos conocidos

y deja un rastro de puntas luminosas,

de engaños y resabios. 

Insisto tercamente

y hago esfuerzos para despistarlo

con el fin de atraparlo.

Trato de engañarlo

y me parapeto tras actos rutinarios.

Con esfuerzo y constancia 

de memoria vieja

lo alcanzo.

Finalmente, tomo la punta del hilo.

Lo exprimo.

Escribo y olvido.











05122022

Para Mérida. Mi sobrina.


En la difusa sombra de un minuto.

En el borde.

En el límite.

En la frontera.

Sin atreverse a cruzar la línea, 

pasa sus  tardes

mi sobrina, 

en la espera,

de que sea el tiempo, 

quien finalmente, 

cure sus heridas.

Y mientras eso sucede,

sin cruzar la línea del recuerdo:

educa una hija, cocina

y hasta hace política

contra la dictadura.














05132022

Para Rebeca: Nuestra primera ausencia


Te recuerdo

-cincuenta años después-.

Menuda.

Sonriendo desde la cuna,

con pocos dientes todavía.

En aquellas tardes intensas

de entusiasmo compartido.

En aquel cuarto piso,

en donde oíamos juntos

-moderando el volumen- 

-siempre-

“Lucy in the sky with diamonds”

Yo vigilaba tu sueño

ignorante de las señales siderales,

de futuros inminentes.

En aquel tiempo 

mi presente lo colmó

el instante inmediato

y me faltaron mañanas

para soñarte despierta.

Desconocía, como todos,

que tú perseguías acordes de campanas,

música de acordeón,

voces de ángeles,  

que inesperadamente abrieron 

la puerta temprana

de la ausencia eterna.




05162022

Para Keva. Maestra y madre, madre y maestra.


Pudo haber bajado

en una nube

desde el cerro la Maravilla,

pero bajó montada en mula

con sus manos perfectas  

y los ojos fijos en el camino.

El cielo abierto la protege. 

Atrás quedan para siempre

las nieblas, las brumas de Bergantín.

Con la fuerza de los Maita y de los Pino

nadó en las corrientes agitadas del Amana 

y ya no hubo frontera 

que pudiera detener

a Esther Maita Pino.

Mostró entereza para la vida

y adoptó un nuevo nombre

para enseñar con el ejemplo:

La disciplina como norma.

La renuncia, una meta.

El desapego, su fórmula perfecta.

El bien al otro, la ecuación

infalible de justicia plena.

El miedo, un enemigo

que dibuja espejismos

delante de nosotros.

-Alguna vez me dijo-.

Los amores con miedo

no cruzan los mares,

los separan las orillas.

05172022

Para Aymara. Mi hermana 


En memorias ajenas 

busco la palabra 

que me exige 

la línea que ahora escribo.

Astuta, la voz 

intenta despistarme,

llevarme a su juego de engaños

y sin abandonar sus hábitos gastados,

finge aparecer luminosa  

detrás del reflejo

de espejos recién pulidos.

Esta vez no me convence

de  tomar atajos

y me detengo sin renunciar,

-indago a fondo-.

Paciente la línea espera

que se revele la palabra

para cerrar el círculo.

Sujeto la línea con hilos de viejos artificios,

sereno, detrás de mis domésticos

movimientos rutinarios.

La palabra se mantiene al acecho

sin revelarse todavía

y yo mantengo 

el silencio tenaz de la paciencia.






05182022

Para Marilyn. Mi hija 


Naciste en un torbellino

al final de los setenta.

La primera bajo el amparo 

de dos grandes Naciones.

Dos lenguas te acompañan

desde entonces

y son múltiples y variados 

tus horizontes, 

y también, son múltiples 

y variados mis desatinos.

Te señalan mis apellidos 

y también su particular destino. 

Te hiciste grande a edad temprana

y te encargaste de tu hermana,

y guardaste prudente silencio

ante aquella última llamada.

Te persiguen los problemas

pero mantienes la calma 

bajo una lluvia de arena,

bajo una tormenta de pena. 











05192022

Para Thony. Mi sobrina


Mis sobrinas son muchas y vistosas,

son todas muy especiales,

reunidas parecen 

una bandada de turpiales.

Tengo una sobrina primera

y otra que es la más pequeña,

una diferente -la mas bonita- 

una distinta -la más delgada- 

una diversa -que sueña despierta-

también está la recién casada

y una nueva que apenas llega,

y la que tiene hijo, marido y perro.

Yo no digo sus nombres

para no tener problemas,

pero seguro que ya imaginan,

que ninguna tiene angina.

yo quiero hablar de mi sobrina,

de mi sobrina la pequeña:

Se acerca a los cincuenta,

viste pantalón roto

y yo me pregunto: 

¿acaso viene de una derrota?

Vuela más que una pelota

y también es generosa,

pero hay que tenerle miedo

cuando salimos al ruedo:

tiene la lengua afilada

como cuchillo de carnicero,

da respuestas rápidas

como si fuera coplero,

insulta si es necesario

y utiliza malas palabras.

Yo intento no molestarla 

para no ser perjudicado,

es capaz de llevarme

directo hasta el juzgado,

tiene pico de oro

y también es abogado.























05202022

Para Olivia. Mi cuñada


Cambiamos el tono

y también el personaje,

son distintas las esquinas 

en las diferentes familias.


El acaso y el amor

te tomaron de la mano

Olivia Salas,

y abrieron el camino 

hasta nosotros.

Conocimos entonces

el valor, el afán, el empeño.

Te tocó como a todos 

pasar una noche en vela

y estuviste allí, sola,

iluminando las sombras 

hasta la aurora.

El mortero fue siempre 

compañero inseparable.

El peso de las valencias

en la precisión de las medidas

cede a las energías

de átomos y electrones.

El exacto volumen del fuego,

el tiempo medido con justicia

y todo lo aprendido 

en la Escuela de Química

sirvió más tarde

para el justo equilibrio 

de los postres,

que elaborabas

en aquella casa de Chacao.

Sin prisas, en su punto,

salia del horno

con suficiente cacao

-nuestro famoso

negro en camisa-.

Se abrieron ventanas

de esperanza,

cuando se cerraron las puertas

para ejercer de química.





















0523202223

Para Esther. Mi hermana menor


El tiempo te cerca,

-como a todos-

El destino ha marcado la hora última,

y en un mes de abril

cierras tus libros 

y los entregas a otras manos 

ansiosas de conocimiento.

Sabes que no volverán a verte 

con la boca pintada de escarlata

los estudiantes de la ULA,

que tu risa no resonará nunca más

en los salones de clase, 

pero  tienes confianza 

que en esas páginas

marcadas por tus huellas

van a encontrar la guia 

que deja tu ausencia.

Ese es un gesto más, 

del candor que acompaña 

siempre a profesores.

El silencio que nos dejas,

no desentraña las incógnitas 

del futuro, ni descubre los signos

que señalan nuestro rumbo,

ni interpreta con sabiduría

de maestra -en todas las artes-

nuestros sueños aterradores.

Entras triunfante Esther Morales 

al lugar en donde moran los misterios

ya no hay espacios que se cierren

ni angustias por las grietas.

Rebeca Rivas Morales te espera 

para mostrarte el camino

de tu nuevo destino.



































05242022

Para Patricia. Mi sobrina


Se conciben los hijos

por instinto, 

por deseo,

por amor.

Y de inmediato entramos 

al laberinto de las decisiones,

al mar de la incertidumbre,

al mundo de las dudas, 

que antes negábamos 

con la imprudencia propia

de los veinte años.

Se decide tener un hijo a todo riesgo

-siempre con miedo-.

Cada encrucijada un suplicio.

Cada decisión parece última

y seguimos a ciegas

apostando todo, al futuro,

-de nuestra recién nacida-.

Se aleja a la niña del padre,

es insostenible la vida común

y la familia nos ampara.

Las circunstancias giran en contra 

y también a favor

y antes de cumplir diez años 

la decisión desgarra: 

mantenerla segura bajo el ala

o entregarla a ciegas  a su padre. 

Se consulta a la abuela 

que sueña con una casa 

dónde hijos, nietos y bisnietos 

corran tras las gallinas. 

Se le pregunta a una tía 

que lee con cierto acierto 

las líneas del futuro.

A una bisabuela con credenciales 

de ciudadana del mundo -librepensadora-.  

A otra tía que es abogado

y hasta Dios que parece ausente

opina sobre el viaje:

-el porvenir es importante

y estará siempre con el padre-.

Es fácil opinar

mientras es otro 

quien camina descalzo

por el desierto.

La niña regresó

en el tiempo establecido

sin imprevistos,

y volvió a los caminos

en busca de su destino.

Los padres seguimos

los pasos de los hijos

con el alma en un hilo.









05252022

Para Albis. Mi sobrina


En un momento

te deslumbraron: 

el ocre permanente de una tarde,

la ficción de eternas trinitarias florecidas

-los grandes apellidos-.

Y en su momento, también,

dejaron de tener sentido.

La vida se ocupó de zarandearte, 

sacudirte, empujarte,

enseñarte con rudeza.

Ciertamente

-el fuego moldea los metales-.

La vida se rinde finalmente

ante la evidencia irrebatible

de tu afán entusiasta.

Seguiste adelante sobrina: 

encontraste el sentido extraviado

y no perdiste la fe 

en los avatares del destino.

Hoy nos despiertas a primera hora

para dar los buenos días,

bañarnos de entusiasmo,

mostrarnos la opción de la alegría,

y esa permanente ayuda tuya

nos permite enfrentar la vida

con herramientas pulidas.

Gracias sobrina.



05262022

Para Karla. Mi sobrina


Tiene tres días con nosotros,

-no la conozco todavía-

la diáspora, el exilio,

esta huida

de nuestra hermosa geografía

me han negado conocerla.

Tras mucho esfuerzo

finalmente,

dicen que su nombre es Karla,

así, sin apellido.

No conozco el tono de su risa,

no sé, sí es divertida, o es triste,

sí tiene penas, o familia,

no conozco el tono de su voz

-el tamaño de su ira-.

Un día en el foro de esta tribu

sorprende la noticia:

mañana se casa el sobrino,

el que llegó a los treinta, 

el que no se afeita,

ese que también cocina

las recetas de su abuela.

Yo recuerdo a este sobrino

con pañales todavía.

Karla llega a tiempo 

al  cuaderno familiar.

Luego están las fotos:

las imágenes que quedan

para hacernos una idea.

Se le ve delgada, 

más alta que la suegra,

con sus tacones aguja 

del cinco y medio.

Destaca la sonrisa,

pero mucho más la espalda

que sirvió de lienzo 

para un rostro surrealista.

























05272022

Para Sara. Mi sobrina.


De cuatro hermanas 

nació tercera,

sin problemas

en el eslabón

de la cadena.

Espontánea la risa,

alta y sonora la voz,

no ocultaba su presencia

y jamás le conocí pena.

En todo caso 

siempre sincera,

siempre franca, nunca ajena.

Quién la vió una vez

no la olvidó.

Se casó y se divorció

y le entregó dos hijos

a la vida,

dos nietos a la abuela.

Opinaba de viva voz

y era también ingenua

como esas almas buenas

que aparecen una vez,

un espejismo en la mitad del llano

para marcharse temprano.








05302022

Para Aries. Mi sobrina


Llevas el nombre

del primer signo zodiacal.

Cuentan en lengua nórdica antigua, 

que el mismo Dios -Odin- 

creó a Aries

para no darse por vencida 

-jamás-.

Eres la primera nieta

y la primera biznieta

de esta nueva generación

que se levanta y crece

con otras perspectivas,

te corresponde por tanto

llevar la batuta,

portar el estandarte

y lo haces con firmeza,

con la misma decisión

qué optaste para ser: 

Capitana Rugby.

Eres también la primera

de nuestras millennials

en estudiar más allá

de nuestras fronteras,

en hablar dos lenguas, 

y también, la primera,

en arriesgarlo todo

por vivir afuera.

Estás preparada,

bien educada

con título académico.

Y las cosas se ponen rudas

pero no te rindes,

tu camino es de no retorno

y sigues adelante.

No te detienen arduas

jornadas laborales

y también eres embajadora 

de Venezolanas Globales.

Hoy te han asignado 

el grado de Gerente, 

en un país diferente.





















05312022

Para Yaso. Mi sobrina


Tengo lagunas,

pozos insondables en la memoria,

convertida hoy

en hilo quebradizo.

Me es imposible recordar 

a mi sobrina

cuando vivió en el Valle

-con el Arbelaez-.

intento evocar un gesto,

el rostro, la montura de sus lentes, 

cuando vivíamos todos 

en la Tercera de Altamira.

Tampoco la puedo recordar 

cuando nos mudamos juntos 

los tres hermanos al Marquez, 

ni cuando vivieron ellas 

en Parque Central,

y mucho menos en la quinta 

de Colinas de Bello Monte.

Tampoco la recuerdo en Francia.

Ni cuando estudió

en el Fernando Peñalver. 

y vivían allá, en el Aloa.

Ni tampoco la recuerdo

en la Facultad de Arquitectura,

ni en qué momento dejó

los lentes de montura,

ni al lado de su mentor

el profesor Fruto Vivas,

ni manejando el Lada 

y mucho menos el Volkswagen.  

La memoria me falla 

y no la veo

en Puerto La cruz,

ni en el departamento de la playa, 

ni siquiera en Santa Eduvigis 

y tengo una nube negra 

la vez aquella 

que tuvo un novio horrible

que tenía por nombre Wilmer.

Entre sombras aparece 

en el edificio Bostón,

con una gata blanca y bandida

que en las noches desaparece.

Hago un esfuerzo por recordar 

-me es imposible-

el día que nos dijo:

mi mundo gira con otros apellidos. 

Pero en cambio, la recuerdo,

en los lejanos sesenta,

en la calle Santa Lucia

en el Edificio Irene,

en aquella Planta Baja

parada sobre una cuna,

en pañales, sin camisa,

con un cambur en la mano

y una fuerza impresionante

empujando el armatoste

desde el cuarto hasta la sala,

nunca supimos 

-es un misterio-

cómo cruzaba la cuna

por el estrecho pasillo.

Y también la recuerdo, 

en aquella gloriosa mañana

disparados los dos

-yo feliz-

-ella, quizás con miedo-

bajando sin freno 

por el tobogán del San Souci.
























06012022

Para Belisa. Mi sobrina


Garcia Lorca tiene:

su Belisa en el jardín.

Lope de Vega cuenta: 

Las Bizarrías de Belisa.

Villasmil tiene, en sus pinceles, 

a su niña Belisa

y cada cierto tiempo la pinta

entre sueños de artista.

Isabel Allende tiene

-no dejen de leerla- 

su Belisa Crepusculario

en un cuento que titula:

Dos Palabras.

Nosotros también tenemos

nuestra propia Belisa,

que en el tiempo se desliza

con singular característica.

A nuestra querida Belisa

Ya no la desvelan 

las fiestas a toda hora,

ni la buscan las amigas

para hacer pan de miga,

ni corre de madrugada 

en intempestivas salidas.

Sus padres están boquiabiertos,

felices y sorprendidos,

Belisa está tranquila,

finalmente sosegada: 

le ha bajado 

dos palmos a la falda,

ya no enseña

la entrepierna,

que era preocupación

eterna, 

de su abuela paterna.

Se ha quedado en el hueso, 

ya no tiene ojeras,

pero mantiene 

sus argollas de plata, 

sus zarcillos de gitana, 

como si hubiera nacido, 

allá, en Santa Ana. 

Admirados y hasta pasmados,

comentan sus padres

entre nosotros, los hermanos:

-ha cambiado nuestra Belisa-

miren cómo atiende con esmero,

con dedicación y celo: 

casa, marido, 

hijo y perro.












06022022

Para María Eugenia. Nuestra otra hermana.


Vuelve el pasado

-resaca del ayer-

y esta vez luminosa 

aparece Talavera

en aquellos salones de la Escuela.

Años más tarde, 

en los pasillos del aeropuerto,

apareció una tarde María Eugenia,

la boca encendida y de boina

parecía modelo francesa 

y quería viajar con Viasa

-nuestra línea aérea bandera-

en vuelo directo hasta París. 

Las puertas del avión se cerraron

con vuelo sobrevendido

y el destino me puso 

una vez más en su camino.

Ese don, que es el afecto,

me permitió esa vez

transformar en milagro 

la tragedia de María Eugenia,

que se quedaba en tierra 

y conseguí para ella,  

sin costo alguno,

un boleto en primera clase.

Regresó Doctora de la Sorbona

y Esthercita la trajo, 

abrazada a la familia.

Venía rota, venía herida

la Talavera, y mi herma

la entregó entera

y fué otra hija para Keva.

En ese único viaje 

de las tres hermanas

que se fueron para Europa,

se fue también la Talavera

y fueron cuatro las hermanas

en esa experiencia extranjera.

Y fraterna y solidaria

como ninguna otra,

en un mes de octubre 

salió a encontrarse con Esther

que había partido primera 

-al misterio del éter-.

y se marchó nuevamente 

esta vez y para siempre

nuestra hermana María Eugenia.















06032022

Para Mirian. Mi esposa


En un mes de agosto:

bajo el rigor del signo Leo, 

entre lluvias y chubascos repentinos: 

en lo alto de una escalera,

a las puertas de un auditorio, 

me perdí tras un gesto tuyo

y ya no pude 

dejar de buscarme

entre murmullos.


Cada noche seguí tu sombra,

perdí el aliento

por los caminos del sueño

y en mi afán por encontrarme,

por asirme de un hilo,

te entregué higos,

rosas amarillas, 

caprichosas orquídeas turbadoras,

y conociste por mi mano

la dulzura de los nísperos maduros.


Alguna vez cenamos en el Club Chino

y también comimos pizza en el Hatillo.

Probamos juntos iguana en pisillo

en un restaurante de cacería

y siempre pedimos 

para el postre -quesillo-.


En ese tiempo escribí un cuento

que ganó un premio,

y escribí también -Papeles Sueltos-

que hoy andan revueltos.


Caminamos una noche 

por las calles de Bangkok

y como todo -buen- turista 

compramos imitaciones, baratijas, 

regateamos por los precios,

y de ese viaje

traje regalos a toda la familia.


El cuarto domingo

de un mes que no recuerdo,

manejé sobre oscuras carreteras

en las horas de la madrugada,

y apenas el sol iluminó

las apacibles aguas de un lago,

nos encontró a los dos  

a las puertas de una Abadía,

para oír con alegría la voz 

de aquellos monjes

-de aquellos hombres-

que entonaban Cantos Gregorianos. 


En una joyería

de una ciudad desconocida, 

compré dos anillos de oro

y sin cumplir ningún rito,

los usamos desde entonces

como símbolo de compromiso.


Bajo un toldo

frente al Caribe

comimos con gula

los tostones 

de la Negra Amada.


Hemos vivido situaciones 

-impredecibles-.

-Momentos de no creer-.

Como la noche aquella

que nos tropezamos en una esquina 

en donde no debíamos estar

y fue tan grande la emoción

que nos besamos sin parar,

sin siquiera pensar

-en el que dirán-.

Justo en ese momento

pasaba un cortejo de novios

que venía de hacer sus votos 

y fue tan intenso nuestro beso,

tan apasionado nuestro encuentro,

que se detuvieron los autos

y se bajaron los novios 

y todo el cortejo celebró 

el especial momento

y nos convertimos sin quererlo

en el epicentro del entusiasmo

de unos recién casados.


Contra todo pronóstico, 

el tres de junio

del año en que perdimos la República, 

firmamos el contrato de matrimonio, 

ese acuerdo que el destino,

impostergable, impredecible, 

escribió con letra gruesa y firme

en el memorial que guarda 

nuestros nombres.


Yo puedo recordar 

cada momento, cada instante

cada vestido que luciste

desde el momento en que te vi,

pero mucho mejor que recordar, 

es bordar a trazos 

nuestros pasos peregrinos

en la fragua de la vida.


Hoy cumplimos Bodas de Agua

y celebramos a lo grande 

en la casa y con los niños,

con risotto de champiñones

y champaña.












06062022

Para Jenny. Mi sobrina


En este cielo del mes de junio,

una nube grotesca 

dibuja una alegría. 

Un fósforo rasga la 

espesa y oscura nube,

abre una herida 

y de inmediato

se dispara la memoria 

y aparece encendida 

la sonrisa de mi sobrina. 

Ese gesto la identifica

ante todas las sobrinas.

Una amplia sonrisa 

detrás de la cerveza,

detrás de la hamburguesa,

detrás de los chorizos,

las papas fritas con queso, 

los tequeños como rizos

y frente aquellas marquesas,

que Ares repartía 

sin faltar ningún día, 

en el este, 

de aquella Caracas nuestra,

que era libre todavía.

Es una sonrisa que no pesa

y viaja siempre ligera,

una sonrisa, incluso, 

cuando discute con Roberto

de algún detalle inconcluso,

de algún problema de uso.

Es una sonrisa diferente

que la hace estar presente

aún a sabiendas que está ausente.

Aunque mantenga silencio,

aunque ia noche sea oscura, 

la sonrisa de mi sobrina ilumina.


























06072022

Para Amanda. Mi otra hija.


Sin conocer 

la violencia de la luz 

que hiere las pupilas.

Sin saber de la alegría

de los colores, 

de la dulzura 

del pecho primerizo

servido con amor y entrega.

Sin haber dado un paso, 

un gemido.

Sin razones, 

ni argumentos.

Más allá de tu estatura, 

-decides-

mi pequeña inocente,

no asomarte 

a la esperanza,

ni tampoco a la mentira.

Suavemente, 

sin gritos, 

sin lágrimas,

sin siquiera rasgar los velos,

detienes para siempre

el ritmo 

de esa única canción

que anunciaba tu presencia

y nos dejas 

con las manos vacías 

-envueltos en el humo del asombro-.

No indago.

No pregunto.

No investigo.

Acepto tu destino.

Has cumplido tu misión temprano

y te alejas, 

te despides, 

te sueltas

con humildad 

-sin hacer ningún ruido-.























06082022

Para Bárbara. Mi sobrina 


Hay una edad, un tiempo, un momento:

que el mal de la ansiedad nos ataca

y se disfraza, 

unas veces 

de demonio enloquecido,

y otras veces

de ángel, o de arcángel, 

-de fraterno amigo-.

Y se aparece en nuestros sueños,

y también, por supuesto, 

a plena luz del día,

y es urgente salir corriendo

a escribir, o a pintar, 

a cantar a viva voz,

-sin instrumentos-.

A utilizar nuestro ingenio

y creemos ciegamente, 

haber sido tocados 

-por la mano de Dios-.

Pensamos que el destino 

con un golpe de viento

nos señala 

para crear las grandes obras 

que exige el momento.

Y olvidamos,

que además de genio: 

se necesita: método y disciplina,

y constancia y tener un objetivo,

y trabajar, muchísimo el estilo.

La ansiedad se convierte en enemigo

y se derrota fácilmente

teniendo claro el motivo

que nos mueve a crear 

el subjuntivo. 




























06092022

Para Malvina. Mi madrina


Yo no recuerdo los nombres 

de las otras madrinas,

de mis hermanos mayores, 

ni tampoco, 

de los hermanos menores,

pero no puedo olvidar 

a mi madrina,

a mi madrina Malvina, 

que vivió con nosotros

cuando era perseguida

y escapó por un pelo

de ser detenida

por aquella, tan temida, 

DIGEPOL.

Una mujer divertida

mi madrina Malvina,

de risa incomparable

y explosiva,

con un inagotable entusiasmo

por la vida. 

Hermosa como ninguna,

con ojos alegres

de chispeantes castañuelas

y el rostro regado de estrellas.

En unos carnavales

mi madrina Malvina

me untó de negro humo

me entregó una lata fina, 

un cepillo, un trapo y betún

para zapatos. 

Me convirtió esa noche 

en negro limpiabotas, 

y a mi hermana Aymara

la transformó en anciana

y ganamos el premio

del carnaval esa semana.

Y en aquellos mismos carnavales,

-como una zafia-.

Como una bolera,

que decía -mi abuela-

andaba por Maturín

mojando gente con manguera.



Nota Marginal: Malvina es el seudónimo que utilizaba mi madrina en la clandestinidad. El verdadero nombre de mi madrina, en honor a la verdad, es: Victoria Elena Gómez. Cuando pregunté por qué Malvina, soltó su risa de burbujas de champaña y me dijo: porque tengo cara de Victoria, jamás van a creer que soy la Malvina que buscan, ni siquiera lo imaginan.














06102022

Para Carola. Mi abuela


En este cuaderno familiar

no puedo pasar por alto

a la abuela Carolina. 

Nuestra hermana primera, 

una sobrina rubia,

otra morena, y también

la nieta consentida

de mi hermana Nuncia,

llevan su nombre de pila.

La abuela Carola,

temprano quedó sola

y vistió como norma

el medio luto 

que dicta la forma,

y calzó zapatos de tacón bajo

toda su vida,

a pesar de su falta de estatura.

Cómo no recordar, 

aquella abnegación sublime,

por los hijos, y sobre todo,

por el que perdió su sombra

aquella  noche 

”sonora de silencios”

 y solo quiere encontrar 

la sombra de un recuerdo.

Claramente la veo

-a mi abuela Carola-

llegar a nuestra casa

con sus manos pequeñas,

sus dedos torcidos, 

y de esas manos 

de hada menuda, 

recibimos siempre insaciables

sus inolvidables

empanadas de carne. 

Y no olvido ni por un momento

sus noches en vela,

-cosiendo vestidos- 

entre el humo 

de eternos cigarrillos, 

y aquella frase inolvidable,

que retumba aún en mis oídos, 

en el laberinto de mis recuerdos:

-Hijo- 

Los viejos somos indiscretos

hasta en la la fecha,

en esa hora definitiva

en que nos toca morirnos.














06132022

Para Patricia. Mi abuela


Hoy quiero llevarlos de la mano

al pequeño pueblo de Anaco 

-a su calle Democracia-

con sus casas de una planta,

y las ventajas cuando llueve

de sus techos de zinc,

que el cielo abrillanta,

y su decente humildad

que no molesta

a los modestos.

Todas las casas tienen

portón y patio 

y en el número sesenta y tres

vivió una vez,

sola y sin marido

mi abuela, Patricia Pino.

Cuatro casas la separan 

de la casa, de la señora

Santa Jiménez, 

la otra mujer de ese bandido

que fue su marido 

y se llamó Antonio María,

a quien le contamos 

hijos por racimos.

En Anaco había olvidado 

-Patricia-

que sus hermanos 

-los Pino-

quisieron matar de un tiro

a su legítimo marido

por un asunto de apellidos.

No recuerdo un momento de rencor,

ni una mala palabra, 

ni tampoco que cantara,

y mucho menos cocinara

mi abuela Patricia.  

La memoria se aviva

y la veo sentada, 

frente a un enorme plato 

con trozos de patilla,

cortados justo 

a la medida 

de su voraz apetito,

o comiendo una lechosa entera,

o peinando su larga cabellera, 

en ese estado pleno de armonía, 

que muchos persiguen todavía 

y le permitió criar como hijos suyos, 

a Luis Jiménez y a Arturo Borges

que su marido le trajo

de esos bosques de robles.

Y la memoria no me falla

para poder recordarla 

en tiempos de otra dictadura

a las puertas de una casa

en la ciudad de Maturín,

y  Patricia sin una lágrima,

sin un grito,

-muda de espanto-

mira cómo se llevan preso

rota la dentadura,

los esbirros de aquella dictadura,

a su hijo Ricaurte,

el menor de los Maita Pino,

que estudiaba en esa época

para ser bachiller,

en el liceo Miguel José Sanz 

en la Bolívar con Zamora

de ese viejo Maturín 

de estas memorias. 
























Este es el último poema y tiene dos versiones, no hay engaño, ni trampa, ni falta de emoción por escribir. El poema tiene un único sentido y está dedicado a dos sobrinas distintas, una de ellas navega por la lengua inglesa y la otra por la española. Yo intento mantenerme a flote en esas aguas con manotazos de ahogado.


06142022 

For Amaya My niece


There is no ideal date

to do the accounts.

Not even on the thirtieth day

is good for calculation,

or the computation.

Sunday is not the day either

to settle our debts.

Not even the fifteenth

it is indicated for sophisticated appraisals.

There is no defined date

to remember,

nor precise hour 

to summon the past.

This month of May

and also June

I dragged them to the distant yesterday

with family names

-unknown to the youngest-.

Today, I pronounce the names

of Amaya and Ariana

and it's impossible

go back to the past,

the door has closed.

I summon them then

from this present of ours

to imagine the fantastic future

what awaits you,

Amaya and Ariana.

I invite you to build

a bright morning

and turn the past

on the heavy foundation

on which we build

our future 

no walls, 

nor counterwall.



06142022

Para Ariana. Mi sobrina


No hay fecha ideal 

para hacer las cuentas. 

Ni siquiera el día treinta

es bueno para el cálculo,

o el cómputo.

Tampoco el domingo es el día

para ajustar nuestras deudas. 

Ni el día quince

es el indicado para avalúos sofisticados.

No hay fecha definida

para el recuerdo,

ni hora precisa 

para convocar el pasado.

Este mes de mayo

y también el de junio

los arrastré a nuestro ayer

con imágenes familiares

-desconocidas para los jóvenes-.

Hoy pronuncio los nombres 

de Amaya y Ariana 

y es imposible

retroceder al pasado,

la puerta se ha cerrado.

Yo los convoco entonces

desde este presente nuestro

a imaginar el fantástico futuro

que les espera,

a Amaya y a Ariana.

Yo los invito a construir 

un luminoso mañana

y convertir el pasado 

en el bárbaro cimiento

de nobles sentimientos

sobre el cual construimos 

nuestro futuro

sin muros,

ni contramuros.

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