Palabra Franca

Quieren patria!! Síganme. Vengan conmigo detrás de mi huella destructora. Yo soy la patria el líder el pueblo de esta revolución que gira en una espiral de corrupción. Yo, Yo, y Yo, siempre Yo. La farsa mi bandera mi consigna la mentira. Yo Teniente Coronel que aspiré a General y visto este uniforme de carnaval, soy el único comandante de este ejército de sátrapas corruptos. Yo Que fracasé en febrero levantado en armas, abro un fiero combate en la pantalla sin riesgo, por supuesto, en una lucha verbal desgarradora contra ese enemigo de siempre, al que le doy petróleo sin demora. Yo un visionario más grande que aquel del Chimborazo, quien apenas liberó cinco Naciones. Yo integré ocho países al alba en un abrir y cerrar de ojos con la fuerza demoledora de dadivas en maletines. Yo, Yo, y Yo, siempre Yo. La farsa mi bandera mi consigna la mentira. Deben saber que no los necesito pero los quiero leales, pobres y leales, sin casa pero leales, miserables y leales, sin lu...

El sol incendia las cortinas apenas amanece, todos aquí duermen. Tomamos nuestros juramentos en silencio y descalzos, oímos las historias tempranas de un mar transparente, ya borradas nuestras huellas se oirán nuestras voces repetidas por las olas.

En estos siete días, en sus horas incontables, con ojos volados y manos extendidas, casi con asombro, contemplo como crecen estrellas en tu piel de caramelo. Con urgencia trazo las nuevas coordenadas en la página inagotable de mis recuerdos, para no extraviarme en la cosmogonía sorprendente de los sueños.

Un rayo de un verde incandescente, que surgió de una nube errante, hiere la piel rompe el tímpano rasga los sentidos, para instalarse en el pensamiento y diluirse en el pozo azul de los olvidos.

Esta mañana de apuros, de apremios, sábanas, pañales y pijamas te haces canción sin subir el tono.

Yo me quedé a jugar entre tus manos para enlazar tus sueños a mis dedos. Me perdí en tu camino de hormigas voraces, de estrellas fugaces. Encontré al fin mi norte y enrumbo a tu corazón por arterias ferrosas.

El sol se hunde cada tarde en el mar con un grito, detiene las retinas un instante y revienta las gargantas. Hace diez años yo me hundí en tus ojos al pronunciar tu nombre y ahora me encuentro en tu huella sonora, en la rosa difuminada de tu campo de trigo, en la sencilla geografía de tu cuerpo, en las líneas perfectas de tus labios que dibujan mis besos, en la redondez del círculo, en el triángulo exacto grabado a láser.