El Gavilán 1980-2024
El Gavilán vive en las alturas de Quenepe, desde allí el mar es una apacible franja azul, un apresurado brochazo bajo un cielo atormentado. El Gavilán es un mulato grande, de pelo ensortijado, que camina como un pescador de redes vacías. Inquietos y traviesos los brazos danzan a los costados de su cuerpo recio, la cabeza en alto y el pecho abierto. Para más señas es Cumanés, comedor de cazabe, de ají chirel con caraotas negras, arroz blanco y pescado salado. El ojo izquierdo del Gavilán es azulado y permanece abierto con autonomía de movimiento. Por ese ojo perdido no ve colores, ni formas, ni siquiera siluetas, sólo sombras. El ojo derecho, en cambio, es profundo y oscuro, intenso, como el mismo fondo del mar. El Gavilán no vuela, pero ha rodado por el mundo y sabe de todos los oficios habidos y por haber, sabe de trabajo duro. Se le endurecieron los pies en el camino de sus treinta y ocho años, siempre calzado con pesados zapatones de punta de hierro. El pellejo se le curtió de lle