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Mostrando las entradas de agosto, 2024

08302024 -90-

Final de la jornada. Llego a esta casa -espacio cerrado- en donde vivo de prestado. Abro la puerta y me asomo al silencio. Te busco en la sombra de la silla en los desvanecidos olores detrás de los espejos, en el rostro de la tarde más allá de los cristales. Insisto en buscarte en el latido de las olas bajo la ventana. Desanudo la corbata desabrocho la camisa. Cuelgo en pantalón. Me desvelan los recuerdos las caídas.

08282024

  La arrolladora tormenta  crispa la tarde. Se marcha indolente la tormenta y deja en la tarde desprevenida el acento en las heridas.  Persiste el dolor, la pena,  y la agobiada tarde se escurre por las rendijas de la noche. Los días luminosos  aparecen sin aviso, se borran de improviso y se marchan sin adioses. Esos días imprevistos  dejan un aroma de lavanda, y se convierten en recuerdo en donde crece la esperanza. El amor, en cambio, con su fuerza arrolladora aparece sin anunciarse en el silencio fugaz  de las miradas. Arrebatado. El amor toma posiciones, te envuelve, permanece, y ya no se marcha ni se borra, ni se escurre de improviso por rendijas. El amor se instala  anclado en la esperanza y se arraiga para siempre. Yo lo alimento -al amor-  con granos de paciencia, con gestos sencillos, con terca insistencia y lo renuevo cada día  con la vehemente emoción  de un sol naciente.