Esther
El tiempo inició el trabajo de urdir su fina trama sobre la piedra del olvido. A crear sin plazo distancia, a borrar huellas en las arenas de la memoria. En un descuido, profundas brechas, heridas, dejan un surco sobre la piel, un trazo que finalmente se confunde con otras tantas marcas inevitables. Hemos logrado en estos días apenas sustituir la ausencia con obligatorios y perentorios actos domésticos diarios. Y aun estás presente entre nosotros: recordamos gestos, actitudes, fechas; pensamos en las palabras que dijimos y también, mucho, en aquellas que callamos. Imaginamos todavía futuros posibles. Tu último acto público un extraordinario esfuerzo de ejemplo ciudadano. Educadora siempre, a toda hora, hasta en domingo con la firmeza del ejemplo. Esther: Maestra de lo cotidiano. Profesora de artes sublimes. Guía entre sombras y arcanos de futuros inciertos. Consejera en la turbulenta lucha de pasiones.