Momento de lucidez 04212025
Durante todo el funeral mantiene el comportamiento propio que le exigen sus vestiduras. Acompaña en el dolor a familiares y amigos. Sus gestos y acciones reconfortan a los dolientes. Encabeza los rezos y también el rosario. Accede a los ruegos de los deudos y es él quien dirige la palabras para encomendar el alma del difunto a la misericordia divina, es imposible negarse, él se debe a sus fieles, a su comunidad. Con fe en su credo, pide ayuda al altísimo, propietario indiscutible del verbo y se convierte en instrumento de su generosa bondad. Son profundas las palabras de compasión ante un acto de extrema violencia que atenta contra la Iglesia y es señalado como pecado. En su oración recuerda a los presentes, que solo Dios conoce el estado de alteración espiritual, que empujó a uno de sus siervos a dejar este mundo por su mano. Con voz pausada repite las enseñanzas del Catecismo y cita de memoria: "trastornos psíquicos graves, profundas angustias, oscuros temores, pueden disminui...