I La palabra desarmada, desarticulada y sin argumentos ha muerto presa entre los dientes mucho antes de ser pronunciada. No logro ordenar el pensamiento. Me abandono a la ignorancia de la sangre, ese caudal de desconfianza fuera de cauce. Las imágenes defraudan y rompen los espejos. II Mucho antes de ser pronunciada la palabra muere. La palabra muere desarticulada. Desarmada y sin argumentos la palabra se queda presa entre los dientes. No logro ordenar el pensamiento y me abandono a la ignorancia. La sangre es un caudal de desconfianza fuera de su cauce. Los espejos se rompen. Las imágenes defraudan. III No logro ordenar el pensamiento, la desconfianza es un caudal de sangre fuera de su cauce. Antes de ser pronunciada la palabra muere desarticulada desarmada y sin argumentos. Las imágenes defraudan y me abandono a la ignorancia de la palabra muerta, de la prisión de los dientes, de los espejos rotos.